Desde hace tiempo, la dramática bajante del río Paraná a la altura de los puertos rosarinos, comenzó a generar gran preocupación en el sector agroexportador. Durante esta semana, la situación se vio agravada tras tocar los peores registros de los últimos 50 años.
Bajo una situación normal, el calado de las terminales de Rosario – San Lorenzo – Timbúes es de 34 pies y, actualmente, está en torno a los 29 pies, agudizando las precauciones que deben tener los operadores a la hora de cargar los buques y recortando los volúmenes que pueden embarcarse por unidad.
Esto significa una pérdida promedio de capacidad de carga de sólidos, para buques de tipo Panamax (o similares), de unas 2.000 toneladas por cada pie perdido. En consecuencia, la bajante está costando a los operadores la posibilidad de cargar unas 10 mil toneladas por cada buque de este tipo que sale del Gran Rosario.
El panorama no hace más que confirmar el agravamiento de la situación en el arco portuario del río Paraná, “con una disminución fuerte de las lluvias sobre toda la cuenca del Plata…”, tal como lo hace notar el Instituto Nacional del Agua (INA) y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) en un informe actualizado al jueves 21.
Según los especialistas de la Bolsa de Rosario, entre las principales problemáticas que esta situación trae aparejada en relación a la logística de exportación, industrialización, operatividad y los costos asociados que reportan las mismas empresas del sector, surgen los costos relacionados a la necesidad de ajustar el volumen de carga en el Gran Rosario y completar la carga en otros puertos de la zona y costos de buques de menor porte que incurren en un falso flete al no poder completar su capacidad máxima de carga.
Con una proyección del Departamento de Información y Estudios Económicos de la BCR, de exportaciones de aceite de soja para el período marzo-mayo que alcanzarían las 1,44 millones de toneladas, “el castigo que hoy hace el mercado sobre el aceite de soja argentino asciende a 86,4 millones de dólares”, explicaron.