Hoy, 18 de mayo, se celebra en Argentina el Día de la Escarapela, un distintivo patrio que data de 1812 y fue instaurado por solicitud de Manuel Belgrano. El gobierno del Primer Triunvirato lo oficializó para unificar las tropas revolucionarias y distinguirlas de las realistas en el contexto de las guerras de independencia.
Belgrano propuso la creación de un emblema que unificara los colores del ejército argentino, que hasta entonces no contaba con un distintivo común. En consecuencia, el 18 de mayo de 1812, el Primer Triunvirato aprobó el uso de la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con los colores celeste y blanco.
Los argentinos lucimos la escarapela en el lado izquierdo del pecho, especialmente en fechas significativas como su aniversario de creación (18 de febrero), durante la Semana de Mayo (del 18 al 25 de mayo), y en festividades nacionales como el Día de la Bandera (20 de junio) y el Día de la Independencia (9 de julio).
La escarapela argentina, con su característica combinación de colores celeste y blanco, simboliza los albores de la lucha por la independencia del país. Según investigaciones del Instituto Nacional Belgraniano, el diseño original presentaba un centro celeste rodeado por una corona blanca.
Originalmente concebida como un distintivo militar, la escarapela resultó adoptada rápidamente por la población civil, convirtiéndose en un emblema de la identidad nacional argentina.