Unas 500 personas se encolumnaron ayer detrás de una bandera que pedía "justicia por Tiziana".

Y marcharon en silencio y con profundo dolor desde Batlle y Ordóñez y Laprida hasta el cruce de avenida San Martín y Nuestra Señora del Rosario. Con ellos llevaban fotos con el rostro sonriente de la joven de 15 años que la madrugada del pasado domingo fue víctima inocente de una lluvia de balas que no la tenía como blanco, pero que le cortó la vida por estar en el peor lugar y en el momento menos indicado.

Todo pasó a las 6 de la mañana del 21 de julio. Tiziana había salido a festejar el Día del Amigo con otras tres chicas. Primero fueron a bailar al bar Roma, en Pellegrini y Maipú. Pero como allí no se sintieron cómodas y había poca gente optaron por ir al bar Pool8, ubicado en Arijón y Balcarce, mucho más cerca de sus casas. Lo hicieron después de avisarle a su madre mediante un mensaje de WhatsApp. Allí estuvieron hasta que, cansadas, decidieron emprender el regreso a sus hogares. Salieron a la puerta y mientras se dirigían a esperar un taxi que las acercara se les acercó Gustavo Candia, un hombre de 35 años que se presentó como dueño del pool y que las invitaba a un trago. Ellas lo miraron y no tuvieron tiempo a responderle nada cuando se desató la tragedia.

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Un auto blanco que estaba estacionado cerca de la esquina mencionada se acercó a baja velocidad y desde el interior alguien disparó contra el grupo. Candia, a quien los pesquisas ligan a la banda de Los Monos y que era el blanco de los balazos, murió tras recibir un proyectil en el cráneo. Tiziana fue alcanzada por otro tiro en el tórax y también cayó sin vida. Sus dos amigas sólo recibieron heridas leves y ayer se sumaron al reclamo de justicia y el arresto de él o los asesinos de una joven inocente.