Una mañana agitada, tal vez una más en los últimos días, vivió el mundo Colón con una noticia que muchos esperaban y nadie confirma: la salida de Pablo Lavallén como entrenador.

Un estratega que está a un paso de poner al equipo en una final internacional, pero a la par volvió a decepcionar en el plano local y desde su arribo lo único que hicieron sus pupilos fue perder puntos vitales para el promedio en la Superliga.

Después de perder en Avellaneda el tercer partido de los cuatros disputados, todos sin convertir, Lavallén mantuvo en vilo más de una hora a los colegas apostados y se fue sin hablar del Libertadores de América.

El domingo se sucedieron los llamados con el representante de un técnico que resiste y no piensa en renunciar. Ya este lunes volvió a estar al frente del plantel, aunque su ciclo está agotado para Vignatti, y mantuvo una extensa reunión con el director deportivo, Francisco Ferraro.

Pancho abandonó poco después del predio rojinegro sin dar declaraciones, con lo cual la guardia periodística continuó en procura de buscar algún testimonio oficial.

Desde las esferas de prensa de la institución se emitió un cronograma de entrenamientos, de cara al partido de Sol de Mayo, con la absoluta seguridad que Lavallén será el conductor del equipo, por lo pronto en el compromiso que se edificará en Rafaela este miércoles.

El diálogo entre el presidente y el entrenador está cortado, el representante fue sondeado para interrumpir el vínculo y en el mientras tanto se dilapida el promedio, se dejan pasar oportunidades con un objetivo dicho públicamente ("La Superliga es prioridad") y que en los papeles no se cumple.