En Argentina se diagnostican al año más de 2.900 casos de algún tipo de leucemia, el equivalente a un promedio de 8 por día. Como se desconocen aún las causas que las originan, tampoco se sabe si existen maneras de prevenirlas. Sin embargo, se puede prestar atención a determinados signos y síntomas para realizar a tiempo la consulta médica y se pueda iniciar tempranamente un tratamiento si es necesario.

Los síntomas, que no son exclusivos de las leucemias, varían según el tipo y estadio de enfermedad, pero pueden incluir: fiebre, escalofríos, sudoración nocturna, debilidad y fatiga, aparición de hematomas, sangrado o inflamación de encías, agrandamiento del hígado o del bazo, dolor óseo, palidez y pérdida involuntaria de peso

La producción descontrolada de células sanguíneas anormales en la médula ósea impide que células sanas se desarrollen y cumplan su función y eso comienza a impactar en el organismo de distintas maneras. Según el tipo de célula sanguínea que se desarrolla en forma anómala y según la progresión de la enfermedad, se clasifican los diferentes tipos de leucemia.

En el caso de la leucemia mieloide aguda, “el tratamiento estándar es con quimioterapia intensiva. Para personas mayores o que por distintos motivos puedan tener contraindicada la quimioterapia, existen nuevos tratamientos que están mostrando resultados esperanzadores”, detalló la doctora Isolda Fernández (MN 69088), Jefa del Servicio de Hematología de Fundaleu e integrante de la Subcomisión de Leucemias Agudas de la Sociedad Argentina de Hematología.

El tratamiento de las leucemias agudas requiere internaciones prolongadas y debe ser llevado adelante en centros de alta complejidad que cuenten con personal especializado para realizar un diagnóstico certero, para determinar la terapia más conveniente y para realizar un manejo adecuado de las complicaciones asociadas. "Hoy la edad no es un límite, sino el estado funcional del paciente", dice a ConBienestar Isolda Fernández. También sugiere que para las leucemias agudas, seguramente el futuro planteé la indicación de una combinación de terapias diferentes, para intentar controlar la enfermedad desde distintos mecanismos.

“Ante una leucemia crónica, nuestro objetivo terapéutico en la actualidad es lograr respuestas completas, duraderas y con baja incidencia de efectos adversos. Podremos lograrlo contando con terapias dirigidas, que actúan a nivel de encimas y proteínas que intervienen en el desarrollo de esta enfermedad. La adecuada adherencia al tratamiento por parte del paciente es muy importante porque el cumplimento es una de las claves para lograr la eficacia buscada”, explicó el doctor Miguel Pavlovsky (MN 82212), Director Médico y Científico de Fundaleu.

"Hace 60 años, mi abuelo que también era hematólogo, me contaba que él solo podía diagnosticar la leucemia y acompañar al paciente hasta que inevitablemente moría", relata Pavlovsky a ConBienestar. "Hoy hay una explosión de nuevos tratamientos por lo que queremos romper el estigma", concluye el especialista.

En primera persona

“Muchos como yo tuvieron leucemia y luego estudiaron, viajaron, llenaron su vida de proyectos, tuvieron hijos y su vida siguió adelante. Ojalá quienes están pasando por una enfermedad así vean que se puede. Mi diagnóstico parecía una sentencia de muerte, pero se convirtió en una gran puerta hacia una vida mejor”, reconoció Daniela. Ella es historiadora y gestora cultural. Tiene 44 años y es mamá de Mora y Dante.

Uno de los síntomas que tenía era el cansancio y los médicos se lo atribuyeron a la lactancia. "Te sentís débil por eso", le decían. Hasta que finalmente, tras meses de fiebre, infecciones, médicos y guardias, llegó a Fundaleu y supo que tenía Leucemia. Llegar al diagnóstico no es complejo, pero la subestimación de los síntomas, sí.

“Yo no le temía a la muerte mientras estaba internada, lo que me angustiaba era no estar con mis hijos, haber dejado de darle de mamar a Dante o haberme perdido el inicio de segundo grado de Mora. Entonces, la psicóloga me sugirió focalizar mis energías, justamente, en verlos a ellos. Entonces, pedí una computadora, prometí no googlear nada referido a mi enfermedad y me puse a organizar un viaje en familia para cuando me curara”, cuenta emocionada Daniela.

Después de tres internaciones con quimioterapia, manejo de infecciones y muchas situaciones complejas, logró salir adelante luego de que le realizaran un autotrasplante de médula ósea.