Alberto Fernández se constituyó en el nuevo presidente de la Argentina tras cuatro años de mandato de Mauricio Macri. Como representante del ejecutivo, expuso sus primeras palabras ante la Asamblea Legislativa, donde comunicó sus primeras decisiones sobre temas claves como la crisis económica, la deuda externa, las relaciones con el mundo, la reestructuración de la Agencia Federal de Inteligencia y el objetivo siempre postergado de mejorar el nivel educativo en nuestro país.
Además de su plan de gobierno, Fernández se refirió a la difícil situación que atraviesa el país, la cual necesitará de la colaboración de todos y aseguró que el gobierno de Mauricio Macri dejó a la Argentina en "virtual default", el cual deberá resolverse a través de un trabajo cooperativo con el FMI y los acreedores.
Por otro lado, Fernández aseveró hoy que "es tiempo de comenzar por los últimos, para después poder llegar a todos: este es el espíritu que hoy inauguramos". "Los convoco sin distinciones a poner a la Argentina de pie, que comienza a caminar, con desarrollo y justicia social", dijo, apelando a un discurso más conciliador que combativo.
La nueva era Fernández comenzó con evidencias de sanar la afamada grieta, donde los gestos del presidente en cuanto al saludo con su predecesor, en el acercamiento con la ex vicepresidenta Gabriela Michetti, el respeto en el parlamento y la emotividad vivida, comenzaron a vislumbrarse como garantías de un acercamiento entre partes que fueron, hasta el momento, altamente antagónicas.
En el día de hoy se espera que el flamante presidente asista al acto de jura, traspaso y asunción de Omar Perotti como gobernador de la provincia de Santa Fe, luego de formar parte de la ceremonia que erija a Axel Kicillof como gobernador de la provincia de Buenos Aires, en un acto que se realizará en la ciudad de La Plata.