Vecinos denunciaron a una pensión trucha usurpada la que se convirtió en un gran basural. Donde proliferan ratas y otras alimañas a metros del corredor gastronómico de Pellegrini.
A pesar de que los intrusos fueron denunciados en la Justicia por arrojar todo tipo de objetos al patio lindero. Insólitamente el fiscal a cargo, Germán Mazzoni, desestimó la causa y no imputó a nadie. Mientras tanto, las riñas en el interior, los arrebatos de carteras en la puerta del inmueble y en las inmediaciones y hasta un principio de incendio, se suceden sin pausa en el lugar.
La pensión trucha situada en San Martín 1665, entre Pellegrini y Montevideo. La policía y la Secretaría de Control y Convivencia Municipal, ha clausurado varias veces el inmueble y los intrusos arrancan la faja a los pocos minutos.
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Pedazos de camas, colchones, frazadas, restos de bicicletas herrumbradas y de comida se acumulan desde hace meses en el interior. "El olor es nauseabundo", asegura un vecino, en el centro de manzana de un barrio en el que las tasas municipales no son bajas.
"En tiempos en los que están haciendo campaña contra el dengue y el hantavirus, acá tenemos un basural a cielo abierto en pleno centro de manzana a metros de las rotiserías de Pellegrini", aseguró ofuscado.
Insólito
El calvario de los linderos no sólo pasa por soportar el hedor fétido de la mugre de los usurpadores; también son blanco de agresiones, aunque para la Justicia no haya delito en eso.
El 14 de diciembre del año pasado radicaron una denuncia en Fiscalía donde dieron cuenta de que los intrusos les arrojaban todo tipo de objetos desde la pensión hacia la pileta del edificio en el que viven.
La denuncia fue acompañada por un video en el que se observaba como volaban piedras, una sartén y hasta una pala.
"Del fondo de la pileta hemos sacado desde una persiana hasta una bolsa con restos de carne", aseguró otro de los vecinos.
A pesar de las pruebas aportadas, el fiscal Mazzoni desestimó la denuncia. No imputó a nadie. Y para completar su accionar, ayer se negó a recibir a los vecinos que intentaron dialogar con él.
Los vecinos denunciaron en la Guardia Urbana Municipal (GUM), pero la respuesta que escucharon fue que no podían ingresar allí sin una orden judicial.
El dueño del inmueble usurpado, Mario Cirulnyk, asegura que radicó una denuncia para forzar el desalojo, pero la Justicia se toma su tiempo.
Por lo pronto, la Empresa Provincial de la Energía (EPE) ya les cortó la luz, aunque rápidamente volvieron a engancharse.
Mazzoni también contaba con un historial de las denuncias al 911 por problemas en la pensión que le habían aportado los vecinos, pero todo indica que su investigación no fue muy profunda. Lo desestimó, al igual que el dato que indicaba que el 28 de julio del año pasado tuvo que acudir al lugar una dotación de Bomberos Zapadores para apagar un principio de incendio. Por esos días ya se acumulaba la basura en el interior.