El obispo de Rafaela, monseñor Pedro Javier Torres, concedió una entrevista al programa radial "Sábado 100", que conduce Emilio Grande (h.), en la que se refirió a los diez años del pontificado de Francisco, a sus primeros pasos como diocesano de esa jurisdicción eclesiástica y a su último mensaje cuaresmal. También dio su opinión sobre la situación social y sobre cómo la dirigencia reacciona para dar respuestas a situaciones complejas.
"Me da la impresión de que hay niveles de la dirigencia que viven en la estratosfera, porque no están en sintonía con el sufrimiento diario de la gente", opinó al ser consultado sobre si la dirigencia debería hacer una conversión personal y social.
Leer también: El Hospital de Rafaela, cada vez más cerca de ser procurador de órganos
"No se escuchan propuestas para la superación en lo educativo; tampoco, de solucionar la desconfianza en el mundo económico y proponer un progreso a largo plazo, y eso crea desilusión en los jóvenes. Pareciera que estamos más pensando en que es un año de elecciones, pero hacen falta propuestas para que se elija un camino y no solamente dirigentes", lamentó.
-Se cumplieron 10 años del papa Francisco, ¿cuáles han sido sus aportes a la Iglesia y al mundo, y qué cosas podría profundizar?
-Destaco al Papa con su lenguaje, comprensible para todos; que inició procesos de transformación, que venían sembrados por el Concilio Vaticano II; el desafío es perseverar y que den frutos. Con mucha lucidez, detectó el riesgo de las ideologías, los estancamientos y la corrupción en muchos niveles del mundo y también dentro de la Iglesia. La valentía del Papa con viajes a lugares, donde la inseguridad era palpable y la Iglesia es minoría; sus gestos de diálogo ecuménico e interreligioso sembraron una profundidad de vínculos que no teníamos hace mucho. En algunos ámbitos donde me muevo, a nivel mundial, escuchar que los muftí, las autoridades máximas en el mundo musulmán, recomiendan a sus seguidores leer las enseñanzas del Papa es poco frecuente pero asombroso; algo parecido he observado en religiones orientales o entre la dirigencia judía. El Papa sembró una conciencia de que nadie se salva solo, de que juntos tenemos que buscar con creatividad respuestas nuevas a un cambio de época; estamos en un cambio cultural impresionante: necesitamos la imaginación de los jóvenes y la sabiduría de los viejos, en un diálogo que tiene que buscar soluciones a los problemas reales.
-¿Qué nos falta como sociedad y dirigencia a nivel país para convertirnos y tocar los temas de fondo?
-Lo dije en la homilía del Miércoles de Ceniza, citando una frase de Zazpe que me impacta mucho: “Los argentinos tenemos un problema con la sinceridad”, es decir si no asumimos la verdad y la crisis que tenemos no la vamos a solventar ni solucionar. Me da la impresión de que hay niveles de la dirigencia que viven en la estratósfera, porque no están en sintonía con el sufrimiento diario de la gente. No se escuchan propuestas para la superación en lo educativo y un desafío más allá de la Argentina, ya que hoy se habla en el mundo de la inteligencia artificial; tampoco, de solucionar la desconfianza en el mundo económico y proponer un progreso a largo plazo, y eso crea desilusión en los jóvenes. Pareciera que estamos más pensando que es un año de elecciones, pero hacen falta propuestas para que se elija un camino y no solamente dirigentes.