La demanda de una marca concreta de toallitas contra el acné creció desproporcionadamente en las farmacias españolas hace unos meses, según detectó el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos (CGCF) a través de las consultas de numerosos farmaceúticos. Era la reacción inmediata a varios vídeos de varias influencers de las redes sociales que suman cientos de miles de seguidores y que habían recomendado este remedio. El problema es que este medicamento es un antibiótico que requiere receta médica, su publicidad al gran público está estrictamente prohibida por la ley y su uso indiscriminado puede crear problemas de salud.

No es la única medicina que se recomienda en Internet como si fuera un libro o un perfume. El farmacéutico Guillermo Martín Melgar llevaba tiempo viendo cómo varias de estas líderes de opinión, sobre todo del mundo de la moda y el estilo de vida, aconsejaban a sus seguidores remedios que deberían ser prescritos por personal sanitario. El pasado septiembre comenzó a recopilar en su cuenta de Twitter todas las que encontraba, y la lista no paraba de crecer con este y otros fármacos: una pomada que se usa para infecciones; un antiviral contra ciertos herpes; pautas sobre cómo tomar un antigripal para que no interfiera en el sueño; otro tratamiento contra el acné...

El Ministerio de Sanidad ya ha tomado cartas en el asunto. Ante la denuncia del CGCF, procedió a examinar el contenido disponible. En principio, se ha centrado en YouTube, que fue la primera plataforma de la que se recibieron quejas. Buscaban la promoción de medicamentos de uso humano autorizados en España realizada por terceros distintos de los laboratorios farmacéuticos que los comercializan. “Constatada la ilicitud de estas actividades publicitarias, por no ajustarse a los requisitos establecidos en el Real Decreto 1416/1994, de 25 de junio, por el que se regula la publicidad de medicamentos de uso humano [...] se requirió a la plataforma que de manera inmediata a la recepción de la comunicación procediera a la retirada de los contenidos o bien a hacer imposible el acceso”, asegura una portavoz de Sanidad, que aclara que al tratarse de un “requerimiento general”, inicialmente no se han identificado vídeos concretos.

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A finales de diciembre, Google (propietaria de YouTube) contestó mostrando su disposición de colaborar con las autoridades en la retirada de contenidos que infrinjan la ley. Pero, según ha explicado la compañía a este periódico, esto sucederá cuando reciban enlaces específicos, tras examinarlos uno a uno y constatar que vulneran los términos y condiciones de la plataforma.

YouTube no es el único sitio donde se promocionan estos contenidos. De hecho, según Martín Melgar, donde más se encuentran es en Instagram. El ministerio asegura que trabajará en la retirada de los vídeos en cualquier red social y que está colaborando con los consejos de colegios de médicos y farmacéuticos para atajar el problema. Estos proponen mesas que estudien contenidos que retirar y que ayuden a la concienciación de la ciudadanía y las empresas.

Ante las críticas que recibió por recomendar fármacos, la instagrammer Marta Carriedo explicó en un vídeo cómo con una crema para infecciones dermatológicas se le fue "en dos días" una infección en la oreja ("una bolita muy gorda"): "Qué más da que sea con receta, me ha funcionado. Es como si tengo anginas y mi médico me manda un medicamento con receta, pues evidentemente les voy a decir si hay uno que me funcione peor que otro. En fin, más de lo mismo”.

Este tipo de publicidad es especialmente engañosa, porque los influencers están dando a sus seguidores información engañosa

Muchos de los vídeos de las influencers, como el anterior, no están ya disponibles en las redes donde los promocionaron, ya sea porque ellas mismas los han retirado o porque son publicaciones efímeras que desaparecen después de unas horas en línea.

Ana López-Casero, del CGCF, explica que la raíz del problema es “el desconocimiento” de la ciudadanía y “la banalidad” que la población le otorga al medicamento. “Muchas personas piensan que es un producto de consumo más, como la ropa o un disco, pero no es eso, es un bien de salud. No queremos criminalizar a estas influencers; seguro que lo hacen con buena voluntad, pero las normas para promocionar un fármaco son muy estrictas y se deberían seguir también en los nuevos canales”, reclama.

La publicidad de medicamentos con receta está prohibida. Y las de los demás está sujeta a una estricta normativa: se tiene que indicar, por ejemplo, que se trata de un fármaco y que en caso de duda se ha de consultar con un médico o farmacéutico. Es algo que no sucede con las recomendaciones de las influencers.

Aunque los profesionales consultados aseguran que, en general, los fármacos que promocionan estas creadoras de tendencias no suelen ser muy graves para la salud individual, el mal uso de los antibióticos sí puede fomentar las resistencias microbianas, un problema de salud pública que preocupa enormemente a la comunidad internacional. El mal uso de los antibióticos favorece que las bacterias generen resistencias, lo que perjudica a la larga a la persona que los usa indiscriminadamente, ya que dejarán de serles efectivos y, de forma más general, a la población, ya que los medicamentos pueden perder eficacia.

“Estamos destinando mucho dinero en campañas y recursos para concienciar a la población de que haga un buen uso de los antibióticos, solo cuando sean necesarios y en las dosis adecuadas. Con vídeos como estos, que ven cientos de miles de personas, el esfuerzo puede ser en vano”, se lamenta López-Casero. La previsión de la Organización Mundial de la Salud es que las resistencias microbianas causarán 10 millones de muertes al año en 2050, más que el cáncer.

Mujer, joven, consejera de belleza y moda

Todas las influencers que han detectado tanto CGCF como Guillermo Martín Melgar responden al mismo patrón: son mujeres jóvenes creadoras de contenidos relativos a la moda. “Son blogueras que recomiendan de todo, desde ropita hasta crema, pasando por medicamentos, normalmente para belleza”, sentencia Martín Melgar.

“Uno de los problemas es que no aceptan las críticas de profesionales. Nos contestan insultando o bloqueando. Me han llegado a decir que no tengo ni idea, que ellas hablan de lo que les da la gana o que los farmacéuticos somos mafiosos”, relata este profesional. Lo mismo opina Lorea Bagazgoitia, de la Academia Española de Dermatología y Venereología autora de un blog de esta especialidad: “Una vez que se detectaron los vídeos intentamos corregirlo, pero nos encontramos con respuestas soberbias”.