Darle un beso en la boca a un niño puede generarle cierta incomodidad, pese a que lo reciba sin resistirse. Especialmente si viene por parte de la madre o padre y si esta es una costumbre instalada en el ámbito cotidiano y familiar.

Los niños aman a sus padres y todo lo que de ellos provenga, sobretodo en los primeros años de vida cuando lo comprenden y aprenden como algo bueno.

A la vez, su emocionalidad y estructura psíquica no les permite todavía discernir entre lo que está moralmente bien o mal. Por eso somos los adultos los encargados de transmitirle estos conceptos y valores desde los primeros años de educación y crianza. Más que con nuestro decir, debemos hacerlo con nuestro modo de actuar.

Ellos son miran y nos imitan

Dar un beso en la boca puede ser perjudicial si no tomamos ciertos recaudos. Primero la información. No resistirse a comprender que sin darnos cuenta estamos perdiéndonos de saber algo y seguimos repitiendo hábitos automáticamente sin cuestionarlos.

Los hábitos y costumbres por lo general se adquieren y repiten de generación en generación. Pero los tiempos van cambiando y las sociedades también. Un beso en la boca es un gesto de amor que no es malo en sí mismo. Pero depende quién lo dé, a quién y en qué contexto de relación.

Los besos en la boca están más vinculados a la expresión de amor entre dos adultos que se aman. En una relación de pares y de simetría donde ambos eligen dárselos. Por lo tanto, si nosotros lo hacemos con un niño, esta simetría se rompe. Porque la relación de padres, madres e hijos es un vínculo de asimetría. Esto significa que hay grandes y chicos con roles y funciones diferentes. No es una relación de poder y autoritarismo, sino de cuidado. Por eso es recomendable ayudarlos a comprender estas diferencias buscando otros modos de expresar nuestro amor hacia ellos, sin confundirlos.

Esto implica fundamentalmente renunciar a ciertos deseos o placeres personales ya que existen otros modos mas acordes a un vínculo de adultos con niños y más recomendables para su educación y cuidado.

Por ejemplo, el beso en el cachete, los abrazos, las cosquillas en zonas apropiadas, o un beso en la nariz. Son otras formas de relacionarse amorosamente y diferentes que marcan más aún que ellos son niños, y nosotros no.

No es suficiente explicárselos con palabras diciéndole que solo papá o mamá pueden, o los abuelos o los tíos, sino ejercer activamente este modo de relacionarse.

¿Y ahora cómo volver atrás?

Somos modelos para ellos y si hasta ahora lo venías haciendo y querés dejar de hacerlo, ponelo en palabras para que comprenda el cambio y no sienta que lo dejás de querer de un día para otro porque ya no lo besás en la boca.

Dado que cuando los niños salen de casa e ingresan al jardín con nuevos hábitos, y personas adultas a su alrededor, deben comprender que hay ciertas conductas inapropiadas que no tienen por qué recibir de ningún adulto de su entorno. Y aprender a decir 'No' y a confiar en los padres si sienten alguna incomodidad y poder contarlo sin miedo.

Simetría vs asimetría

Entre pares y entre padres e hijos hay conductas diferentes y la vivencia de la sexualidad, la vergüenza, la culpa y lo que es bueno y malo son diferentes. Los niños son niños y necesitan una forma diferente de ser tratados.

¿Qué les estamos enseñando entonces a los hijos?
  • Que confíen en nosotros.
  • Que comprendan que no todo vale.
  • Que los estamos cuidando con el ejemplo.
  • Que el amor es algo hermoso y bueno pero diferente entre niños y entre adultos.

Y sobre todo que los estamos amando y respetando para que ellos aprendan a amarse y respetarse y detecten cualquier situación que pueda provocarles algún daño e incomodidad

Ni más ni menos estamos haciendo prevención de las violencias visibles e invisibles cotidianas y del potencial abuso o maltrato que pudieran cometer sobre ellos.