La comunicación no verbal y las expresiones faciales transmiten mucha información acerca de nuestros sentimientos o estado de ánimo. La mayoría de las veces, de manera inconsciente, esa gestualidad es lo que permite saber lo que a otra persona le está pasando realmente.

Por eso, una mirada, un gesto, una mueca o el lenguaje corporal en general y de los labios en particular, pueden ser más elocuentes incluso que las propias palabras.

Este análisis aplicado a la zona de la boca es tremendamente informativo. La manera de sonreír o la de posicionar y abrir los labios puede dar pistas de las sensaciones que te ha generado una cierta persona o una determinada circunstancia.

Cuatro gestos de los labios que delatan intenciones
En el lenguaje gestual de los labios, existen muchos ejemplos, pero en concreto hay cuatro gestos muy claros con los que podemos "leer" a los demás prestando especial atención a su boca.

1. Sonrisa

Es el gesto por excelencia, la mejor carta de presentación. Una sonrisa puede ser una señal de alegría, de ilusión, de implicación y de aceptación. Pero hay muchas clases de sonrisas y el estudio del lenguaje corporal de los labios y los músculos faciales se ha encargado de desentrañarlas.

Los estudios del lenguaje corporal dicen que la máxima expresión de felicidad es aquella en la que se enseña la dentadura superior casi completa, no se puede controlar y se realiza de manera inconsciente. Libera endorfinas y activa nuestro circuito cerebral del placer. Surge sin esfuerzo y, a menudo, va acompañada de una carcajada.

Pero, a veces resulta difícil diferenciar entre una sonrisa natural y verdadera, y otra falsa y forzada. El secreto está en los diferentes músculos que se emplean en cada caso. Cuando la sonrisa es sincera, los dos lados de la cara son simétricos y aparecen arrugas en la boca y en los ojos.

Cuando la sonrisa es falsa, la cara puede parecer asimétrica. La sonrisa se hace solo con la boca o con la mitad interior de la cara, más que con los ojos. Dura más que una sonrisa genuina porque es voluntaria.

2. Morderse el labio inferior

Dependiendo de la intensidad con la que nos mordemos el labio inferior, el significado del mensaje no verbal puede ser distinto u orientado en uno u otro sentido. Si lo hacemos suave y delicadamente, indica atracción. Si, por el contrario, es fuerte, llegando a quedarse marcados los dientes, se trata de un estado de nerviosismo.

Es casi inevitable realizar este gesto cuando nos sentimos atraídos hacia una persona. Nos mordemos el labio inferior o lo tapamos con los dientes de manera casi automática. Además, solemos acompañarlo con una leve inclinación de cabeza hacia uno de los lados o hacia abajo, lo que indica que nos sentimos a gusto y encantados con la compañía del otro.

3. Nerviosismo

Es posible ver este gesto con frecuencia entre los compañeros de trabajo cuando están concentrados en sus tareas. Puede acompañar el gesto rascándose la cabeza o el cuello o que mueva las manos y las piernas sin parar. Normalmente, quiere decir que se encuentra en un estado de tensión, que está apresurado por algo, preocupado o nervioso.

4. Toma de decisiones

Mover los labios de derecha a izquierda es el gesto característico de la toma de decisiones. Mientras hacemos ese desplazamiento de un lado a otro de la mejilla reflexionamos, pensamos y tratamos de decidir. Nuestro cerebro está en funcionamiento y la manifestación fisiológica se centra en la boca.

Por lo general, la primera mueca es la que dura más tiempo. Luego repetimos el gesto dos o tres veces más. A continuación, expresamos el razonamiento o la decisión que estábamos barajando en nuestro interior.

Numerosas investigaciones consideran que el lenguaje corporal representa entre un 50% y un 70% de la cantidad de información que trasmitimos sin hablar. Incluso, muchas veces la gestualidad contradice las propias palabras. Los labios pueden convertirse en un pequeño gran mapa de lo que pensamos o sentimos.

No obstante, también es fundamental prestar atención a otras señales, como la situación, el contexto, los gestos con las manos o el movimiento de los ojos. Todo ese lenguaje proporciona un sin fin de información que no expresamos verbalmente, pero que forman parte de nosotros y comunican nuestro estado interior.

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