En un intento desesperado por frenar la expansión del coronavirus, China aisló bajo cuarentena Wuhan, epicentro del brote, junto con otra decena de ciudades. En ese lugar, se apilaban en pésimas condiciones murciélagos, tortugas, ratas del bambú y otros animales salvajes que son consumidos por aproximadamente once millones de personas.

Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) creen que es muy probable que la fuente principal del coronavirus sean los murciélagos. Sin embargo, parece que el virus saltó a otro animal, que aún no se identificó, antes de infectar a los humanos.

En la actualidad hay unos 90.000 casos en investigación que son sospechosos de coronavirus en China. Uno de ellos, con menos de 30 horas de vida, indicaría que el virus puede transmitirse en el útero.

Conocer este equilibrio entre patogenicidad del virus y capacidad de transmisión es lo que va a determinar cómo se va a expandir y cómo se van a aplicar las medidas de control.

Saber cuántas personas fallecen entre los que contrajeron la enfermedad da una idea de su gravedad. Pero esta es una de las cosas más difíciles de establecer. "Lo que más inquieta del coronavirus no son las muertes, sino los 28.000 casos en un mes", afirma al medio digital de temas de salud Con Bienestar, Ricardo Teijeiro (M.N. 58065), médico especialista en enfermedades infecciosas e integrante de la Sociedad Argentina de Infectología.

En estos momentos se sabe que el brote de coronavirus mató a 565 personas en todo el mundo, la mayoría de las cuales se encuentran en China, e infectó a más de 28.344 personas en 25 países. Cerca de 60 millones de personas permanecen bajo cierre en China, y tres ciudades reportan más de mil casos confirmados.

La letalidad tiene un valor entre un 11 y un 14 por ciento, pero todavía es imposible conocer la tasa con exactitud ya que solo se tuvo en cuenta las muertes producidas entre los casos hospitalizados más graves.

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"Según las estadísticas sería bastante similar a lo que ocurrió con el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) en 2003, que tuvo una tasa de letalidad de un 10 por ciento. Por su parte, la gripe posee entre un 10 y un 14 por ciento de letalidad en los casos hospitalizados graves, la cual bajaría hasta un 6 o 7 por ciento si contabilizáramos las cifras de hospitalizaciones sin esos criterios de gravedad", señala al mismo medio el doctor Ricardo Rüttimann (MN 72566), infectólogo de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI).

La epidemia del SARS se controló totalmente y en la actualidad no hay virus en humanos. Duró 8 meses, se confirmaron 8.000 casos en el mundo y hubo 700 muertos. El coronavirus de Wuhan supera la cifra de enfermos pero las muertes se sitúan muy lejos, en 427, lo que supone una tasa de mortalidad mucho más baja.

Conocer este equilibrio entre patogenicidad del virus y capacidad de transmisión es lo que va a determinar cómo se va a expandir, pero sobre todo, cómo se va a aplicar las medidas de control.

"Desde que se confirmó el primer caso -el 31 de diciembre- hasta ahora hubo un gran despliegue de información que en otras ocasiones no sucedió. Además, hay una actuación muy rápida: se confirma un caso y a la semana ya tenemos el genoma identificado. Eso es un éxito de la coordinación de salud pública del mundo entero", coinciden los especialistas.