En los últimos años estamos viviendo una tendencia al alza en los problemas conductuales en niños y adolescentes. Vemos padres desesperados que acuden a consulta debido a que observan a sus hijos con manifestaciones agresivas, desafiantes y confrontativas evidenciando que algo no anda bien.

De la mano con esta tendencia creciente nos vamos consumiendo y hasta puedo decir ahogándonos en un mundo digital. En donde la OMS confirma que a medida que aumenta el número de niños que se conectan en línea en todos los países, está cambiando cada vez más su infancia y que esta está alimentando una “cultura del dormitorio”. ¿Sera casualidad o causalidad? ¿Alguna vez se ha hecho esa pregunta?

Con un poco de sentido común y analizando el panorama general podremos deducir que la inmersión en las pantallas esta limitando a los niños del movimiento, del juego y exploración al aire libre y de las interacciones sociales. No hay que hacer investigación en esto, únicamente con observar lo que hace un niño cuando está “hipnotizado” podremos deducir que estos 3 aspectos fundamentales del desarrollo no se están dando.

Lamentablemente las industrias de tecnología y algunos otros nos han hecho creer que ofrecen oportunidades ilimitadas, necesarias y fundamentales desde los primeros meses de vida para todos los niños. Vemos aplicaciones que prometen enseñar a hablar a temprana edad, que enseñan sobre habilidad sociales o que enseñan a meditar para controlar y regular sus emociones. Y para los padres con niños con retrasos del lenguaje, con trastornos del espectro autista o con Trastorno por déficit de atención, para mencionar algunos diagnósticos mas frecuentes resulta un encanto para sus ojos. Pero para muchos otros padres que únicamente piensan en dar lo mejor a sus hijos y así darles todas las mejores herramientas también.

Es así como vemos que a medida que van creciendo la tecnología forma parte de su día a día y los niños “aprenden, crecen y socializan” con ella. Y la poca información que poseemos no solo del cerebro de los niños pero además de las repercusiones de la conectividad sobre la cognición, el aprendizaje y el desarrollo social y emocional son nuestra gran brecha por cumplir. Por esto que mi primera recomendación es la de informarse correctamente y de las fuentes correctas, infórmese sobre lo que necesita el cerebro de su hijo los primeros años de vida y lo que ha revelado la ciencia.

Por otro lado existe una gran problemática ya que los centros docentes, que son los principales aliados de los padres brindan mensajes contradictorios, por una parte le piden a los padres que limiten el uso de las pantallas en sus hijos, pero por otro lado los enamoran con la idea de ser el centro más novedoso y tener lo ultimo en tecnología. Por lo que me lleva a una segunda recomendación. Recuerde que para educar un niño se necesita una aldea y su aldea es el centro académico al que va, así que procure que esos docentes estén igual de informados que usted y que por medio de la practica tomen las mejores decisiones para el cerebro de su hijo.

Sin embargo no todo es negativo, sin duda alguna en la educación esta herramienta, en los más grandes, ha despertado interés y motivación y ha sido una aliada para el docente. Sin olvidarnos de las posibilidades que brinda en la educación personalizada, cuando las características y capacidades propias del niño, lo requiera. Nunca olvidándonos que es una gran herramienta donde esté un docente motivado que favorezca el aprendizaje.

Entonces después de leer esto imagino se le despiertan las mismas dudas que a mí: ¿Es la tecnología una amenaza para el desarrollo cerebral y emocional de mi hijo? ¿Cuánto es demasiado tiempo frente a pantallas? ¿Puede generarla adicción, depresión u obesidad? ¿Qué puedo hacer yo para darle las mejores herramientas o que debo exigirle al centro académico donde va mi hijo? Estas y muchas preguntas tienen respuesta, y para ellas la Organización Mundial de la Salud, Academia Americana de Pediatría y profesionales en el neurodesarollo por medio de redes sociales las pueden brindar. No olvide que esos serian las fuentes confiables.

Sin embargo, nunca debemos olvidar que el bienestar mental de los niños se debe abordar con un enfoque holístico en donde se considere el ambiente y funcionamiento familiar, las relaciones sociales dentro y fuera de la escuela, las condiciones socioeconómicas de la familia y por supuesto la cantidad y calidad del tiempo de uso de tecnología.

Por esto mi tercera y ultima recomendación es la de valorar el ámbito en el que vive su hijo, el ejemplo que le estamos dando pero sobre todo infórmese correctamente y de fuentes confiables, porque solo así podrá tomar las mejores decisiones en el día a día y generar un impacto real positivo en el desarrollo cerebral de su hijo.