La aceleración de la curva de contagios de COVID-19 llevó a que el gobierno provincial impusiera una hora tope para todas las actividades comerciales en el Gran Rosario. La medida, que comenzó a regir a partir del sábado, se prolongará por 14 días y podría estar sujeta a revisión en caso de dar buenos resultados.
El decreto, que provocó el enojo de distintos sectores y motivó a una concentración importante en la ciudad de Rosario, podría replicarse en otras zonas con circulación comunitaria, como la capital provincial, Venado Tuerto, San Lorenzo y Casilda, indicaron las autoridades.
El anuncio realizado para el Gran Rosario, sería el preludio de lo que podría ocurrir en otras zonas de continuar el aumento de infectados. Desde gobernación reconocieron que cada vez que una localidad retrocedió de fase, también lo hizo el número de contagios.
La Casa Gris admitió lo antipático de la medida y afirmaron comprender el malestar social, pero lo prioritario es la salud, que necesita de los máximos esfuerzos de todos santafesinos y del Estado en particular, argumentaron.
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Con una duplicación de casos y con más de 7.500 positivos en la provincia, el Gobierno mira con inquietud la ocupación de camas críticas. De hecho, los hospitales de Rosario decidieron suspender cirugías programadas en proyección al arribo de más pacientes por COVID-19.
“La sociedad en su conjunto debe entender que el gobierno de Santa Fe y los gobiernos locales estamos adoptando medidas restrictivas para tratar de no volver a la etapa de aislamiento total, y evitar las dificultades que eso genera”, resaltó el ministro de Gestión Pública, Rubén Michlig.
En tanto, la ministra de Salud de Santa Fe, Sonia Martorano, sostuvo este domingo que “estamos en una situación muy compleja; y lo que más me preocupa es que la gente aún no lo esté viendo”.