El juez de Primera Instancia, Rafael Coria, condenó a Aníbal Maximiliano Galván de 24 años a la pena de 7 meses de prisión efectiva por el delito de "encubrimiento por receptación dolosa en grado de coautor", en el homicidio de Eduardo Trasante, luego de homologar el procedimiento abreviado presentado por la fiscalía y aceptado por la defensa.
El Fiscal Gastón Ávila de la Unidad de Homicidios Dolosos le imputó el hecho, ocurrido en fecha 11 de julio de 2020 a las 22 aproximadamente, en calle Garzón y Demestris de Rosario, en zona de baldío, a quien junto a otras dos personas adquirió, a cambio de 20 mil pesos, el vehículo Peugeot 308 Allure color blanco modelo 2012, el cual había sido sustraído por otras personas en fecha 10 de julio de 2020 en el domicilio de calle Juan XXIII 6650, de Rosario.
El pasado jueves 18 de febrero, Maximiliano Galbán había quedado desvinculado del homicidio ocurrido el 14 de julio en San Nicolás 3638, aunque según la acusación formulada por los fiscales en julio del año pasado en su contra, participó en la operación de adquisición del auto robado que luego usaron los sicarios para matar al pastor. Por este último delito recibió la condena.
La desvinculación de Galván por el crimen del ex concejal y pastor evangélico había generado una nueva controversia a partir del malestar expresado por la querella que representa a la viuda de la víctima.
Días atrás, el fiscal Matias Edery afirmó que no había evidencias de que Galván haya formado parte del plan homicida urdido desde el penal de Piñero para asesinar a Trasante. Sin embargo, en el día de hoy, el juez Coria lo encontró culpable de encubrimiento por receptación dolosa en grado de coautor, ya que, teniendo conocimiento de la comisión de un delito contra la propiedad, aprovechó para sí los efectos del mismo.
Trasante fue asesinado el martes 14 de julio del año pasado cuando dos hombres ingresaron a su casa de San Nicolás al 3600 y le dispararon sin mediar palabra delante de su esposa Carolina y una de sus hijas. Mientras el móvil del hecho sigue siendo un misterio, el hallazgo del auto en el que llegaron y luego huyeron los sicarios alumbró una red de órdenes y pedidos originados en la cárcel de Piñero, donde se presume que el crimen fue organizado.