Durante la llegada de la pandemia hubo muchas alteraciones en el sueño de las personas. Sobre todo en el inicio de la misma. El nerviosismo, la incertidumbre de no saber cuándo acabaría el aislamiento y demás, fueron diferentes factores que influyeron en el descanso cotidiano de la población.
Sobre ese tema, Deirdre Barrett, psicóloga de la Universidad de Harvard, analizó 6 mil sueños durante los dos primeros años del coronavirus y concluyó que la mayoría de las personas soñó durante esa etapa con barbijos, desastres naturales e insectos.
A su vez, el psicólogo, investigador de sueños y director de Sleep and Dream Database, Kelly Bulkeley, también analizó los sueños en pandemia sobre una base de datos de 30 mil personas.
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En ese sentido, detalló en diálogo con BBC Mundo que “los sueños son un lenguaje que se puede analizar y existe tecnología que ayuda a comprender qué dicen sobre nosotros”. “El reto de nuestro trabajo es recabar información de alta calidad sobre los sueños”, agregó.
Por su parte, el investigador Luca Aiello creó un algoritmo que estudia miles de sueños, a los que dividió en tres categorías: los personajes, las interacciones y las emociones.
Según precisó en la BBC Mundo, las emociones negativas, las interacciones agresivas y los personajes masculinos son patrones que se repiten en las pesadillas de un veterano de guerra, por ejemplo. En tanto, otras personas experimentaron personajes femeninos, seres imaginarios y animales.
“Hicimos una categoría de personas con ceguera y otra de niños y analizamos las diferencias entre los sueños de los hombres y los de las mujeres. En general, los hombres tienen más sueños relacionados con conflictos y agresiones que las mujeres que, en cambio, suelen tener sueños más amistosos y sentimentales”, explicó.
Según el especialista, el contenido de los sueños está relacionado con las emociones, pensamientos y con las percepciones que tenemos durante la vigilia. “Nuestra mente, de cierta manera, continúa esas experiencias a través de los sueños”, sostuvo.
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Para llegar a esas conclusiones, el especialista tuvo en cuenta la historia personal de los analizados, información sociodemográfica, edad, género y antecedentes de sus experiencias.
“Analizar los sueños es importante para nuestro bienestar porque podemos usar las bases de sueños para comprender mejor los problemas de salud mental en la vida real, pero también para aplicar intervenciones, que algunos psicólogos ya hacen mediante sueños lúcidos”, explicó.
Y añadió: “Los sueños son una válvula de nuestras experiencias vitales. Compartir algo tan privado como los sueños puede resultar muy útil para entender las cosas que nos preocupan como individuos y como sociedades”.
Por último, concluyó: “Si pudiéramos recopilar de manera efectiva los sueños de un país tendríamos una herramienta útil y económica para monitorear la salud mental de su población en un momento dado -durante pandemias, crisis económicas y crisis climáticas, por ejemplo- y entender las causas de nuestro sufrimiento y estrés”.
Fuente: Ambito