El santafesino Gustavo Nepote quien viene de ganar la Copa Sudamericana con Defensa y Justicia armó sus bolsos y se instaló en Brasil, junto con Hernán Crespo y el resto del equipo técnico donde es entrenador de arqueros, para asumir el desafío de liderar el mítico San Pablo.
Las expectativas sobre el arribo del cuerpo técnico argentino a Brasil son muy grandes y por suerte los primeros números los acompañan “Arrancamos empatando el primer partido de local y después siguieron dos triunfos, el club está necesitado de lograr una copa y estamos todos ilusionados. El club, la torcida y nosotros” cuenta.
Un poco en broma y un poco en serio, a la hora de hablar de Dani Alves, una de las estrellas del plantel, Nepote destacó que “Estamos como medio tímidos porque no podemos creer que estemos dentro de un vestuario con él, lo disfrutamos en el día a día con sus arengas al grupo y todo lo que realiza, pero todavía no tengo la confianza para pedirle la foto que pronto llegará”.
El estado de San Pablo es uno de los más azotados por la pandemia y el trabajo, al igual que en muchos clubes del mundo, se vio modificado para cuidar a cada uno de los integrantes de los planteles “Vamos a entrenar y de ahí a la casa, la situación acá está muy difícil pero confiamos en los hisopados y el cuidado de cada uno, lo llamo burbuja porque lo que hacemos es eso. Un día antes del partido concentramos”.
“El sábado entramos en una restricción total pero parece que se trata de una lucha entre poderes y no se ve lo que es mejor para el país. La gran pandemia está en las favelas donde más muertes hay (…) Lo que uno conversa diariamente con la gente, la sensación es que hay un problema político y de poderes que descuida todo lo que se necesita y le resta importancia a la pandemia. Cuando llegamos lo que vimos es que la vida acá es absolutamente libre, solamente está presente en todo el barbijo pero después parecía como que si no habría pandemia”.
En la comparación con Argentina y especialmente con Santa Fe el entrenador hizo hincapié en que ojalá ese desborde no llegue a nuestra ciudad, aunque allá no se está vacunando todavía y la cantidad de gente que vive es “impresionante”.
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