Julio Bermúdez, arquitecto santafesino radicado en Estados Unidos, es el protagonista de una emocionante historia. De muy joven, luego de recibirse en la Universidad Católica de Santa Fe, partió hacia el país del norte para poder desarrollar su carrera y armar su vida. Pasaron 36 años y llegaron el reconocimiento profesional y los amores compartidos.
"Me vine de Santa Fe en 1985, en septiembre. Me había recibido en 1982. En la carrera arquitectónica me iba bien. Pero sentía que no entendía el potencial de hacer la arquitectura. Quería entender un poco más la filosofía de la arquitectura y, a su vez, conocer otra parte del mundo", expresó Julio.
Comentó que durante quince años mantuvo un programa de intercambio entre la UNL y la Universidad de Utah, espacio en el que trabajó de profesor. "Duró 15 años. Luego que me fui se terminó. Fui dos o tres veces por año, incluso a dar clases, hasta la muerte de mi papá, que fue hace tres años".
Carrera y reconocimientos
Dentro de los tantos logros conseguidos por Julio, recibió hace poco la Medalla al Reconocimiento en Estados Unidos. Se trata del Premio del Profesor Distinguido que hace la Asociación Internacional de la Escuela de Arquitectura.
"Es un gran honor, es una asociación que está radicada en Estados Unidos pero incluye escuelas y facultades de arquitectura de todo el mundo. Es un reconocimiento de los pares, no de los alumnos, es de una agrupación que abarca a más de 7 mil profesores y más de 200 instituciones . Eso da una cierta perspectiva de la importancia del reconocimiento", detalló. "Lo acepté con gran humildad porque también conlleva una responsabilidad, implica seguir con ideas y pedagogías que uno quiere crear".
"Acepté el premio con gran humildad porque también conlleva una responsabilidad, implica seguir con ideas y pedagogías que uno quiere crear"
Bermúdez se dedica a investigar sobre la neurociencia de los edificios contemplativos y la fenomenología de los espacios sagrados. Según su percepción, cuando uno entra a un espacio sagrado ocurre un cambio fundamental en la fisiología humana, que va más allá de la psicología. "Estoy tratando de ver a través de la neurociencia cómo eso ocurre. A partir de la experiencia espiritual y de cómo funciona el cerebro humano. Hay correlaciones bastante directas".
Esta inquietud sobre la relación entre arquitectura, cultura y espiritualidad tiene ya muchos años. "Cree un grupo en el 2017 con 600 profesionales de diversas áreas pertenecientes a 55 países. Investigamos sobre la idea de que existe una plataforma física de nuestro estado espiritual, de nuestro ser espiritual", profundizó. El objetivo según el entrevistado es pensar cómo la arquitectura y el espacio urbano nos puede ayudar a desenvolvernos y evolucionar espiritualmente.
"Si no crecemos espiritualmente la civilización humana hasta puede desaparecer. La idea es utilizar el urbanismo para hacer cambios fundamentales en la cultura humana", aclaró.
Así, concretó su participación en el programa de la National Geographic "La Historia de Dios", que dirigió el reconocido actor Morgan Freeman.
"Tenemos que pensar cómo la arquitectura y el espacio urbano puede ayudar a desenvolvernos y evolucionar espiritualmente"
"Esa fue una oportunidad increíble, se da una vez en la vida", relató Julio. "Me contactaron como guía de su experiencia de la catedral de Chartres, a las afueras de París, en 2018. Tuve una preparación, hubo una serie de trabajos, viajamos a Francia e hicimos esa experiencia. Fue una toma de casi tres horas y sólo usaron siete minutos".
Historia de vida
Aun luego de formar su vida en otro país y con una gran trayectoria académica, Julio no olvidó Argentina ni a Santa Fe. Con mucha emoción, pudo saludar a seres queridos como su prima Andrea, con quienes se criaron juntos y pudieron intercambiar recuerdos familiares.
La sorpresa fue mayor cuando se comunicó con el arquitecto Eduardo Castellitti. "Me llegó el mensaje hace diez minutos para hablar con Julio y dejé todo", expresó al aire Castellitti. "Somos prácticamente hermanos, no nacimos juntos pero tenemos una trayectoria, compartimos muchos espacios y sobre todo la facultad de arquitectura. Los caminos de la vida lo llevaron a él y nosotros seguimos acá batallándola. Es una sorpresa y alegría enorme", señaló.
Las lágrimas llegaron con su hermano Guillermo Aleu, con quien Julio se mantiene en contacto permanente. "Él se fue del país con capacidad y esfuerzo, siendo muy chico. Es una vida de lindas cosas, a pesar de la distancia y las pérdidas. Es reconfortante, siempre estamos conectados. Me enteré de este premio antes que sea realidad, y es muy emocionante.
Por último, Julio emocionado reflexionó "esta es la gran diferencia entre Estados Unidos y Argentina. En Argentina es el amor, la conexión, la familia... Y eso es lo importante. Sinceramente lo extraño, de todo corazón. Todo mi amor para Santa Fe".
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