La historia de la Virgen de Luján comienza en el año 1630. Un hacendado portugués que tenía su estancia en lo que hoy es Santiago del Estero le pidió a un compatriota que le enviara desde Brasil una imagen de la Inmaculada Concepción de María. Así fue que recibió dos imágenes, con la opción de elegir una de ellas.
Cuando las virgencitas llegaron al Puerto de Buenos Aires estaba planeado que partirían hacia su destino final, donde vivía el hacendado. Sin embargo, a poco de comenzar el camino, una de las carretas que llevaba ambas una de las imágenes se detuvo sin motivo aparente en Zelaya, partido de Pilar, Buenos Aires.
Los vecinos de la zona colaboraron para mover la carreta, pero no pudieron. Entonces pidieron saber cuál era el contenido de los cajones y se enteraron que en uno de ellos de trasladaba la imagen de la Virgen, que luego quedaría depositada a orillas del Río Lujan.
Los conductores de la carreta imaginaron que no lograban avanzar por la carga. Por este motivo decidieron sacar el peso, pero la carreta no se movía. Entonces sacaron el cajón de la Virgen, y ahí sí pudieron avanzar. La acción se repitió muchas veces con el mismo resultado: al cargar la imagen de la virgen, la carreta se detenía. Finalmente llegaron a la conclusión de que la Virgen quería quedarse en esa orilla. Los vecinos decidieron llevar la imagen de la Virgen hasta la estancia más cercana. Allí quedó instalada en una ermita hasta que se le pudiera hacer una capilla.
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Todo ocurrió en la zona de Pilar, donde subsiste todavía un vado del río Luján, que hoy es conocido como Pasaje de la Virgen. Está a cinco leguas de la actual Basílica de Luján. En esa estancia, que duró años, la Virgen recibía regalos y ofrendas muy valiosos de la gente de campo, como ganado vacuno o lanar. Por esta razón se la llamó "La Virgen Gaucha".
De hecho hoy existe en aquel emplazamiento, conocido como Lugar del milagro, un convento y una pequeña capilla de adobe y piso de tierra -que puede visitarse- que recuerda a aquella ermita que se erigiera como primer santuario.
Con el paso del tiempo, se presentó una vecina que se comprometió a mantener su culto sin importar lo que pudiera costarle. Ofreció sus tierras, cinco leguas más lejos, sobre el río Luján. Pese a la resistencia inicial de los fieles, se aceptó la propuesta y allí es donde se construyó la Basílica que se conoce en todo el país.
La estatuilla original de la Virgen mide 38 centímetros de altura, está realizada en arcilla cocida y es una representación de la Inmaculada Concepción.
Patronazgo
En 1930 se cumplieron 300 años de la llegada de la imagen a la Argentina. A principios de ese año, el obispo diocesano de La Plata y de Luján, monseñor Francisco Alberti, solicitó en nombre conjunto de los episcopados argentino, uruguayo y paraguayo al papa Pío XI, la declaración oficial de la Virgen de Luján como patrona de las tres Repúblicas.
El 5 de octubre, el mismo obispo platense (en ausencia del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Bottaro, postrado por la enfermedad), asumió la representación de todos los arzobispos y obispos de las tres naciones y proclamó (por bula de Pío XI, del 8 de septiembre de 1930) patrona de la Argentina, Uruguay y Paraguay a la Virgen de Luján.
El 15 de octubre de 1934, el cardenal Eugenio Pacelli (futuro papa Pío XII) declaró a «Nuestra Señora de Luján» patrona oficial del XXXII Congreso Eucarístico Internacional.
En 1944 fue declarada patrona de las rutas argentinas y en 1948 de los Ferrocarriles Argentinos, en cuyas estaciones se multiplicaron las imágenes entronizadas de la Virgen. El 3 de junio de 1946 fue declarada patrona de la Policía Federal Argentina. También era patrona del ex-Consejo Nacional de Educación (Argentina).11