Unas 38 vacunas contra el Covid-19 fueron aprobadas desde el inicio de la pandemia, pero otras 195 siguen en observación para su uso y sólo en Estados Unidos existen más de 40 que están en la faceta de ensayos clínicos.
Las primeras tres vacunas estadounidenses se aprobaron hace más de un año y desde ese momento no se han puesto otras en funcionamiento para aplicarlas en humanos.
La OMC afirma que se ha redactado un documento final para la exención de la propiedad intelectual para las vacunas contra el COVID-19.
Vaibhav Upadhyay y Krishna Mallela, dos científicos de la Universidad de Colorado que estudiaron la proteína espiga del coronavirus desde el estallido de la pandemia, afirmaron que la gran cantidad de inoculaciones en proceso se debe al surgimiento constante de variantes. La mayoría de las diferencias entre las variantes son cambios en la proteína espiga, que se encuentra en la superficie del virus y lo ayuda a ingresar e infectar las células, informaron al medio Medical Press.
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Según explican los profesionales, las modificaciones en la proteína espiga le posibilitan al coronavirus infectar a la célula humana de una forma más rápida y eficiente, lo que genera que las vacunas anteriores logren menos protección con el paso del tiempo.
¿Las nuevas vacunas serán mejores que las existentes?
Más que hablar de mejores o peores, Upadhyay y Mallela prefirieron señalar que las formulaciones actuales se basan en la cepa original del coronavirus y son menos efectivas frente a las nuevas variantes, mientras que las vacunas basadas en nuevas variantes se espera que brinden una mejor protección contra esas cepas más nuevas.
Si bien a estos fines es importante actualizar las vacunas de ácido nucleico, algunas investigaciones sugieren que las de vectores virales o de virus completo podrían ser más eficaces contra nuevas variantes, sin necesidad de actualizarlas.
Fuente: Ambito