Paola era una joven estudiante de derecho que se encontraba en su segundo año en la Universidad de Buenos Aires. El 18 de julio de 1994 fue hasta la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), a ayudar a su mamá, que era auditora en la institución. Fue la primera vez que ingresó al edificio y el último día de su vida.
"Paola no tenía nada que ver con AMIA, ahí trabajábamos mi esposa y yo, éramos los auditores de AMIA. Teníamos una oficina en el segundo piso de la institución, muy chiquita. Ese era un día lunes, teníamos que hacer un trabajo que teníamos que terminar en el día, y le pedimos que vaya a ayudarnos con eso", explicó Luis Cichewsky, padre de la joven.
"Yo quisiera avanzar con el tema de las investigaciones. Voy a explicar en qué consistieron. Una se llamó conexión local y otra internacional. En la local, se hicieron ya varios juicios en los que todos los imputados quedaron absueltos, que eran, concretamente, los que tuvieron en su poder la camioneta que explotó en el lugar. Está recurrida la decisión ante la Cámara de Casación que todavía no dictó su dictamen", detalló el entrevistado para Cadena OH!
El problema mayor se encuentra en la conexión internacional, puesto que la legislación argentina termina generando un bloqueo por la propia normativa. "Esta fue la parte en la que el fiscal asesinado Nisman avanzó mucho más. Sabemos cómo se decidió hacer el atentado, quién lo decidió, quién lo financió, que fue la organización terrorista Hezbollah. Estamos hablando concretamente de los iraníes. Hoy el expediente AMIA tiene el nombre de los iraníes imputados, que hoy quedan cinco".
Lo difícil es llegar a las personas que están en Irán, porque el Código Procesal Penal argentino requiere la presencia del acusado, por lo que se genera un bloque del que la legislación no permite salir.
"Se debería pensar en algún procedimiento o cambio de la legislación, que permita seguir adelante sin presencia de los imputados. El juicio en ausencia permitiría seguir con la imputación y el juicio oral y que se falle. No se pretende la condena, se pretende que un tribunal defina si hay o no hay condena. Esa ley no existe, estamos presionando para que el parlamente la pueda tratar".
Para Cichewsky, en función de la experiencia de la lucha de estos 28 años, "optimista no se puede ser". Pero ante la pregunta sobre si dejaría de luchar por los fracasos y las trabas de la causa, el entrevistado fue contundente: "Vale la pena seguir peleando. Mi hija me diría que siguiera. Seguir peleando a los poderes públicos, a todos los que pasaron desde el momento del atentado, que no le dieron a la sociedad el resultado de lo que reclama".
"Ojalá que el día de mañana podamos revertir esta situación, pero mientras sigamos viviendo vamos a seguir peleando. Quiero que mis hijos y mis nietos tengan una Argentina distinta de la que me tocó vivir a mí. De los políticos recibimos justificaciones, promesas, pero sin resultados. El mejor apoyo es que la sociedad nos trasmite de forma directa o indirecta que sigamos peleando", dijo por último.
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