Hace 80 años ocurría uno de los hechos más trascendentales en la vida de Santo Tomé y la región, que inuyó de lleno en la constitución de su sionomía y su posterior desarrollo. Es que por entonces se daba por terminada y se habilitaba la obra del puente Carretero, con el cruce simbólico del primer peatón y su vehículo. Esta signicativa fecha debe servir para recordar también el arduo trabajo que encaró un grupo de activos dirigentes que llevó a los estrados de la Nación la imperiosa necesidad de construir esta vía de enlace que facilitaría el desarrollo comercial y agro industrial en toda la región.
Para saber cómo era la vida por entonces, el fallecido historiador Ernesto “Tito” Grenón rememoró que para cruzar el río Salado se utilizaba un viejo puente levadizo de hierro que corría casi paralelo al Carretero, que era la forma para permitir el ingreso de las barcazas al puerto de Santo Tomé que estaba ubicado en las cercanías del Concejo Municipal, más precisamente donde se encuentra emplazado el llamado monumento al Inmigrante. De aquel viejo enlace, hoy quedan en la zona de islas algunos albardones, los que conguraban los pilares de su estructura.