Un anestesista quedó imputado de homicidio culposo por su conducta negligente. Tras una cirugía de cálculos por videolaparoscopía, la que le terminó con la vida de Miriam Noemí Rearte, de 40 años. Esto sucedió en noviembre de 2014 en un sanatorio de San Juan al 3000. El fiscal Mariana Prunotto llevo adelante la investigación por Homicidios Culposos.
El cargo al profesional imputado es por no cumplir con el protocolos de cumplimiento estrictos. Ni con la evaluación preanestésica ni en la recuperación anestésica postoperatoria. Esta situacion causó la muerte de la paciente.
El profesional asumió el riesgo de premedicar con cefazolina sin registrar datos de antecedentes alérgicos, hacia la penicilina. Estos datos figuraban en la historia clínica. Además, de no proveer el tratamiento de sostén respiratorio necesario a la situación que presentaba Rearte.
En soledad
Para la abogada Malena Copello, que representa al esposo de la paciente y a sus tres hijos, esto ocurrió porque cuando terminó la cirugía, y en todo el tiempo de recuperación anestésica, la mujer estuvo sola, por lo que nadie detectó que no estaba oxigenando en forma correcta.
"Es responsabilidad del anestesista el control permanente y personal de la paciente hasta que sale de la anestesia y que pueda responder a los comandos más básicos", explicó la letrada. Y dijo que ese lapso transcurre dentro de la denominada área quirúrgica.
"Recién cuando alguien vuelve a la sala de recuperación, observa que la paciente estaba cianótica, con coloración azulada en tórax, pecho y cara", relató Copello. Había ocurrido una dificultad respiratoria que generó un severo cuadro de hipoxia.