El ambiente artístico y Mar del Plata están conmocionados por el fallecimiento de Fernando Javier Alonso, artista que decidió quitarse la vida de un disparo con un revólver calibre 32 y que cayó al vacío desde el cuarto piso del Teatro Auditorium de la ciudad balnearia bonaerense.

El difunto se desempeñaba como encargado del área de extensión cultural del complejo en el que se suicidó y en el que trabajaba desde hace treinta años, pero además tuvo una extensa trayectoria en el arte siendo actor, productor y director teatral.

Alonso tenía 57 años, era fanático del Club Estudiantes de La Platapapá de tres hijos –dos hombres y una mujer- y más allá de su labor en el Auditorium, también despuntaba el vicio de su vocación siendo protagonista o dirigiendo varias obras de las que se presentaron allí, como por ejemplo, el clásico Romeo y Julieta, del dramaturgo inglés William Shakespeare. También había estado al frente, tanto en el escenario como en la producción y dirección, del exitoso musical folclórico infantil Cazador de sueños, en el que interpretaba a un personaje llamado “El Viejo” que se dedicaba a contar cuentos, y que además de haberse presentado en Mar del Plata también recorrió varias provincias del resto del país entre los años 2012 y 2014.

“Padre, amiguero, comediante en cada encuentro, ya lo extrañamos... paradójica tristeza la de perder tu sonrisa”, fue el mensaje con el que los despidieron sus compañeros de trabajo en las redes sociales, totalmente impactados por la trágica noticia.

Según el registro de recursos humanos del Auditorium, Alonso había ingresado cuarenta minutos antes de su muerte al lugar, y dejó una mochila con sus pertenencias al lado de la ventana del cuarto piso del teatro que se encuentra ubicado a la altura del 2280 del Boulevard Maritimo Patricio Peralta Ramos, a una cuadra del Hotel Provincial, en donde se disparó en la boca a las 10:05 de la mañana. Tras el impacto de bala –que quedó alojada en su cráneo- el cuerpo de Fernando se cayó al vacío y terminó en una fosa, sorprendiendo así a los transeúntes y turistas de “La Feliz” que se convirtieron en testigos involuntarios de su suicidio.

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Fernando estaba separado de la mamá de sus hijos y tenía una relación con una actriz marplatense, quien se descompensó al llegar al boulevard marítimo y luego reconoció el cuerpo ante el equipo forense.