Los regresos a las aulas, sin certezas por el avance dispar del virus, parecen lejanos. La Argentina proyecta iniciar la vuelta recién en agosto. En los países europeos que ya reabrieron sus escuelas, tomaron medidas estrictas para cumplir con una distancia de entre 1,5 y 2 metros entre los alumnos: achicaron sus cursos, alternaron los recreos, señalizaron los espacios comunes para no generar aglomeraciones, suspendieron las clases de gimnasia, entre otras.
En Argentina, el ministerio de Educación nacional, junto a las carteras provinciales, avanzan en un esquema de regreso escalonado que priorice los últimos años de los ciclos (primaria y secundaria). Además, la intención es dividir los cursos en dos y que concurran de forma alternada. Una mitad los lunes, miércoles y viernes; la otra mitad, los martes y jueves.
Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señaló que, a fin de evitar posible contagios de COVID-19, se recomienda mantener distancia durante las clases, con los asientos de los alumnos separados, individualmente, y a una distancia libre en un radio de uno a un metro y medio: "Esto implica contar con aulas que tengan entre 2.25 metros cuadrados (mínimo) y 4 metros cuadrados por cada alumno y profesor”, señala el documento.
En el plano regional, Argentina está entre los países analizados de mayor cantidad de alumnos por metro cuadrado, lo cual complica aún más la vuelta a la presencialidad. En promedio, las aulas argentinas miden 45 metros cuadrados y tienen 30 estudiantes, lo que da un chico cada 1.5 metros cuadrados.
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Además del distanciamiento, hay otros tres puntos que para el BID son claves: mantener las escuelas limpias y desinfectadas; asegurar que los alumnos y docentes lleguen y se mantengan saludables en la escuela; y garantizar el acceso a lavamanos.
En Argentina, el 91 por ciento de sus primarias cuenta con agua potable, pero en los sectores más vulnerables, donde el virus es más propenso a dispersarse, los problemas se agravan. Las escuelas rurales, por ejemplo, demostraron ser las menos favorecidas, con un 33 por ciento que señala dificultades.
En los meses que quedan de aulas cerradas, el ministerio de Educación no ve factible realizar ampliaciones para optimizar el espacio. En cambio, sí se avanza en un programa nacional que haga cumplir las normas básicas de higiene: asegurar baños en buenas condiciones, con agua y jabón, además de máscaras para los docentes.