El domingo 18 de septiembre de 2011, Paula Perassi recibió una llamada telefónica en su casa a las 20.46. A las 21.30 salió con el pretexto de buscar la tarea para uno de sus hijos. Nunca regresó. Poco después de salir de su casa, su teléfono se apagó a las 22.10 y nunca más se encendió. Así lo contó su madre, Alicia Ostri, quien la llamó en ese horario y le dio el buzón de voz. Ya no habría más contacto de Paula con el mundo, físico, virtual ni de ninguna índole.
Una mujer desaparecida, embarazada de seis semanas. Un cuerpo que literalmente desapareció de la faz de la tierra, y que nadie pudo hallar pese a las incesantes búsquedas. Una investigación que arrancó mal desde el principio y un proceso judicial que empezó con el viejo sistema procesal y culminó con el nuevo. Condenados, absueltos, vueltos a imputar, una presunta “estructura desaparecedora”, y al final, dos sentenciados a la espera de una revisión por parte de la Corte Suprema de la provincia. Se cumplen hoy diez años de la desaparición de Paula Perassi.
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Después de todo el tiempo transcurrido, y a pesar de las decisiones judiciales, queda en la sociedad de San Lorenzo, donde vivía la mujer, y para toda la región un regusto amargo, además de una pregunta que nunca obtuvo respuesta: ¿Dónde está Paula? Si bien el caso está además en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde los abogados de la familia presentaron un último recurso, los padres de la víctima siguen buscando “sus huesos”. Porque además, y para colmo, aunque hay condenados por su desaparición, para la Justicia nunca quedó acreditado que Paula Perassi esté muerta.
En palabras de la fiscal María Eugenia Iribarren, "lo que pasó con Paula Perassi es lo que todos queremos saber. Las condenas que se obtuvieron fueron porque se logró la certeza de que hubo privación ilegítima de la libertad. Es lo que quedó acreditado. Pero la gran deuda con la familia y con la sociedad es saber qué pasó después de su desaparición".
Caso singular
El caso Perassi tuvo características que lo hicieron prácticamente único. Además de ser una de las grandes causas de los últimos tiempos, tuvo la particularidad de que se juzgó la muerte de una persona cuyo cadáver nunca fue hallado.
Otra característica del caso Perassi es (o lo fue hasta el momento del juicio oral) la imputación a miembros de la policía. Esto, por supuesta implicación dentro de un entramado que, al menos como lo planteó la querella reiteradamente, habría participado en un presunto encubrimiento sistemático. El caso se agravó además por tratarse de una mujer en estado de gravidez, ya que la víctima cursaba un embarazo, se presume que producto de la relación con uno de los acusados, a la postre condenado. Sin embargo, y como se verá, la participación de la policía en el plan desaparecedor nunca se dilucidó, y los uniformados fueron absueltos y liberados.
La principal hipótesis que sostuvo tanto la Fiscalía como la querella, es que Paula fue víctima de "un plan desaparecedor" orquestado por los acusados. En ese sentido se posiciona a Gabriel Strumia, entonces de 41 años y amante de la víctima, como el que la convenció para que saliera de su casa el 18 de septiembre de 2011. En ese momento fue vista con vida por última vez. Luego, siempre de acuerdo a la idea del caso planteada por la Fiscalía y la querella, Paula fue llevada contra su voluntad en un auto por Strumia y un secretario a la localidad de Timbúes, donde le practicaron un aborto clandestino contra su voluntad, circunstancia que le causó la muerte.
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Si bien el caso tuvo idas y venidas, finalmente la hipótesis de la desaparición de Paula fue aceptada por la Justicia, no así la de su muerte, el aborto y ni la conspiración policial.
Al día siguiente de la desaparición de Paula, su marido radicó una denuncia y allí comenzó una investigación que incluyó entrecruzamientos de llamadas, redes sociales y el testimonio de una médica de Rosario que confirmó un embarazo, en ese momento, de seis semanas.