El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, aseguró que Estados Unidos no es un país racista, pero todavía "no se quitó del todo la mancha" de la esclavitud y la Guerra Civil.
El máximo líder republicano en el Congreso no mencionó la segregación que separó legalmente a blancos y negros en escuelas, comercios, fábricas, hospitales, iglesias y transportes públicos hasta hace menos de 60 años.
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A su lado, el único senador republicano negro, Tim Scott, se dirigió a las familias de víctimas de la policía: "Creo que este paquete (de reformas) le habla claramente a las personas jóvenes y la preocupación que tienen cuando los detiene la policía".
En una línea muy parecida a lo decretado ayer por el presidente Donald Trump, la llamada Ley Judicial de los republicanos propone mejorar la base de datos nacional sobre el historial de uso de la fuerza de los oficiales de policía, limitar el uso de la técnica de estrangulamiento para las detenciones y estudiar los vínculos entre el accionar policial y la raza.
El proyecto de ley, que se comenzaría a discutir la próxima semana, también habla de relevar los allanamientos que se realizan de manera violenta sin tocar la puerta y anunciarse, un tipo de operativo que suele terminar en tiroteos y muertos "accidentales", como sucedió hace unos meses con la trabajadora de salud afroestadounidense de 26 años Breonna Taylor.
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"No está a la altura del momento", concluyó el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, tras el anuncio de los republicanos, en referencia al clima de protesta y reclamo nacional que desató el asesinato de George Floyd, un negro asesinado por policías cuando lo detenían en Minneapolis.
Con información de Télam.