Un hombre detenido como sospechoso del incendio registrado el 18 de julio en la catedral de la ciudad francesa de Nantes confesó ser el responsable.
Sin embargo, no aclaró los motivos que lo llevaron a hacerlo, informaron fuentes judiciales.
El hombre, de 39 años y que trabajaba como voluntario para la diócesis, declaró ante el juez de instrucción haber encendido fuegos en los tres focos del incendio, según informó el fiscal de Nantes, Pierre Sennès.
"Mi cliente ha cooperado", dijo Quentin Chabert, abogado del sospechoso, que se expondrá a una pena de hasta diez años de cárcel y una multa de 150.000 euros.
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"Lamenta amargamente los hechos y reconocerlo ha sido una liberación para él. Está sumido por los remordimientos y sobrepasado por la magnitud de los acontecimientos", manifestó Chabert.
El rector de la catedral Hubert Champenois puntualizó que el voluntario estaba encargado del cierre de las puertas el 17 de julio, día en el que se registró el incendio en la catedral, por lo que fue detenido e interrogado, si bien en un primer momento no reconoció los hechos.
En este sentido, Sennès destacó que en la primera declaración hubo "contradicciones" que llevaron a las autoridades a citarle nuevamente a declarar.
El fiscal manifestó el sábado que las investigaciones apuntan a "un acto criminal".
La Fiscalía abrió la investigación por incendio intencionado tras detectar tres focos distintos en la catedral de San Pedro y San Pablo, que data del siglo XV.
Se detectaron un foco en la zona del órgano del templo, que quedó destruido, y dos más en el costado de una de las naves.
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Varios siniestros
La catedral de Nantes, cuya construcción comenzó en 1434 y terminó en 1891, es el tercer edificio religioso alzado en ese lugar.
La primera catedral se construyó en el siglo VI y una segunda catedral románica se alzó en el siglo XII.
A lo largo de su historia, la catedral de Nantes sufrió varios siniestros.
Durante la segunda Guerra Mundial, los bombardeos aliados destruyeron en junio de 1944 la sacristía y parte del deambulatorio.
En enero de 1972, un incendio accidental provocado por el soplete de un obrero que trabajaba en la reparación del techo destruyó el armazón de madera de la catedral, y debieron restaurar totalmente el edificio.
En aquella oportunidad, los servicios religiosos no se reanudaron hasta 1985.