Profesionales dermatólogos han observado un aumento de los casos de personas que superaron el coronavirus y, a los dos o tres meses, empiezan a perder el pelo.
“Forma parte del grupo de caídas causadas por infecciones de cualquier tipo, entre las que se encontraría como viral la infección por coronavirus. Frente a una situación de estrés, se altera el ciclo natural del cabello. Se conoce como efluvio telógeno, debido a que múltiples folículos pilosos se sincronizan para entrar en fase telógena o fase de caída”, explica al medio Con Bienestar la dermatóloga Adriana Raimondi (M.N 63.217) , miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología.
Esta característica aparece también de forma secundaria a procesos de alto impacto emocional como un parto o una operación quirúrgica.
Leer también: Estudian el uso de antihipertensivos en pacientes con COVID-19
El proceso de la caída del cabello
Es normal perder aproximadamente 100 o 150 cabellos en fase telógena cada día, pero la pérdida de 100 o más en un lavado o al cepillarse es una causa de alarma que motiva consultas porque se torna evidente. Ocurre tanto en varones como en mujeres pero al tener el pelo más largo, los mechones que se caen son más grandes, y también, más alarmantes.
Este tipo de pérdidas de pelo suelen ser temporales y reversibles, ya que no hay ninguna afectación definitiva del folículo piloso.
La recuperación
Lo importante es mantener una buena salud en lo físico y mental y comer una dieta completa y variada para minimizar al máximo el riesgo y el tiempo de duración del efluvio.
La caída del pelo va a frenarse de forma progresiva. Después, empezará una fase de recrecimiento con pelo fino corto que, de a poco, va a engrosarse hasta recuperar la longitud y el tallo habitual. Todo este proceso es muy lento y puede durar hasta 12 meses.
Fuente: Con Bienestar