Horas cruciales se viven en el país trasandino. A través de un referendum, Chile decide sobre el futuro de la Constitución de Pinochet. Se trata, en efecto, del proceso electoral más importante y simbólico que se haya registrado en Chile desde 1988, cuando se celebró el plebiscito sobre la continuidad del mencionado dictador.
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En la consulta popular habrá dos papeletas: una para decidir si se aprueba o rechaza la idea de reformar la Constitución vigente desde 1980. En la otra, se le preguntará a la ciudadanía por el órgano que la redactará, es decir, si una convención constitucional compuesta por 155 ciudadanos especialmente elegidos para ese fin o una convención mixta de 172 miembros, integrada en partes iguales por parlamentarios (50% y 50%).
De ganar la opción de quienes quieren reemplazar la Constitución, habría otra particularidad: la convención elegida en abril próximo será paritaria, es decir, compuesta en igual número por hombres y mujeres.
Si triunfa la opción de quienes rechazan el reemplazo de la actual Constitución, en cambio, seguirá vigente el texto actual. No existe ningún compromiso de reforma y cualquier cambio quedaría a la voluntad de los dirigentes políticos, señaló El País de España.
La Carta Magna chilena ha sufrido 53 modificaciones en su historia. En 2005, durante el mandato de Ricardo Lagos, se eliminaron importantes enclaves autoritarios, como la figura de los senadores designados que representaban a las Fuerzas Armadas y otros poderes del Estado y que alteraron por tres lustros la mayoría de la centroizquierda en el Parlamento. La Constitución actual lleva la firma del socialista.
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Es uno de los argumentos que ha utilizado parte de la derecha para rechazar el proceso de cambio, porque una buena parte del oficialismo apoya la confección de un nuevo texto.