Tres amigos que en plena pandemia decidieron producir su propia marca de gin, una bebida que en estos tiempos vive un boom de consumo combinada con agua tónica.
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Después de varios meses de aprendizaje y la inversión necesaria para empezar a destilar, pasaron por un período de pruebas hasta encontrar el sabor buscado. Y así nació Anfitrión, un gin que se fabrica en Venado Tuerto con proceso artesanal. Ya empezó a ganar terreno entre los adeptos al gin tonic, el trago de moda.
Agustín Ferrer, Gerardo Felchen y Santiago Aquino, los socios en cuestión, tienen diversas ocupaciones y profesiones. Pero lejos de tomarse a Anfitrión como un simple hobby, apuntan a instalar una marca que vaya ganando terreno en el mercado. Y avanzan a paso firme.
Proceso
“Elegimos los botánicos, que son las hierbas, cítricos y flores que se utilizan para darle el sabor al gin. Estuvimos cerca de seis meses elaborando la receta. Esto a partir de las pruebas de los botánicos por separado que luego fuimos mezclando”, cuenta Agustín.
Cuando definieron los botánicos a utilizar (son 12), “empezamos a definir las proporciones. También los tiempos de maceración y demás procesos hasta lograr la receta buscada”, agrega Aquino.
Cuando los tres llegaron a un acuerdo en que habían encontrado el gin que querían hacer, avanzaron un casillero importante. “Queríamos hacer un gin con su propia personalidad, no hacer una copia de las marcas más conocidas”, remarca Felchen.
La producción
El paso siguiente fue importar un alambique más grande para poder incrementar la producción. Además se encontraron con que no había botellas en el país y también tuvieron que traer del extranjero. Eso demoró un tiempo el lanzamiento de la marca, que rápidamente encontró nombre: “Hicimos un brainstorming que duró 15 minutos porque enseguida apareció Anfitrión y nos gustó a los tres”, relata Felchen.
La elaboración es artesanal: “Hacemos una maceración grande que destilamos en el alambique. Es un proceso que lleva unas cuantas horas. Eso sale con una determinada graduación alcohólica que luego pasa por otro proceso para llevarlo al 42 por ciento que queremos darle nosotros. Eso se deja una determinada cantidad de horas y ya está listo para embotellar. Todos esos procesos son manuales”, repasa Ferrer.
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En la etiqueta se aclara que es un producto “small batch”, es decir que “cada lote es pequeño. Puede tener imperceptibles diferencias porque no podés manejar algunos factores como la cantidad de aceite esencial que tiene el botánico, que puede ir variando. Por supuesto que la receta es siempre la misma. Así se garantiza que el producto tiene la calidad que persigue Anfitrión”, aclara Aquino.