Esa cabecera del dique era utilizada de emergencia en las épocas de crecida y a su vez se amarraban buques de la Armada durante mucho tiempo.

La bajante y la falta de presión que ejercen naturalmente las aguas y las costas provocan que empiecen a socavarse los terrenos costeros y se produzcan todo tipo de desmoronamientos.

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​En las barrancas del Río Coronda a la altura de Sauce Viejo y Santo Tomé es común ver desprendimientos, pero lo que ocurrió en este “espigón” del puerto de Santa Fe fue algo atípico.

Por precaución, la zona fue vedada para el acceso y comenzó a ser custodiada por efectivos de Prefectura Naval Argentina.