Era domingo, como ayer, 18 de septiembre de 2011. A las 20:46 horas Paula Perassi recibió un llamado en su celular, habló 31 segundos, cortó, salió de su casa y nunca regresó. Desde ese momento una sanlorencina permanece desaparecida. Hubo un juicio, nueve imputados, entre ellos cinco policías, dos condenados, pero de Paula nunca más se supo nada.
Cuando se cumplieron 11 años, Gabriel Strumia, su amante y padre del hijo que ella esperaba, está detenido cumpliendo la condena de 17 años de prisión. Su esposa, Roxana Michl, fue condenada y ya recuperó la libertad por haber cumplido los años indicados en prisión.
Leer también: El hijo de Paula Perassi pidió justicia por su mamá en la cancha de Rosario Central
Organizaciones sociales que siempre acompañaron a la familia, organizaron este domingo en San Lorenzo, una pegatina de fotos de Paula en las calles de la ciudad, con el pedido de justicia y recordando que “Sin Paula Perassi no hay Nunca Más”. También se hizo una gran movida en redes sociales, recordando este caso y exigiendo memoria y justicia.
Desaparición
Lo único que se sabe de su último momento en su domicilio de calle Entre Ríos 799, en pleno centro de la ciudad de San Lorenzo, es lo que declaró su concubino Rodolfo Ortíz de Elguea. Esa noche después de cenar con sus dos hijos, Lucas de 6 años y Agustín de 2, Paula le dijo que iba a buscar la tarea escolar de uno de los chicos a la casa de una mujer, agarró una cartera pequeña en la que llevaba solo las llaves y se fue. Una hora después, a las 22, Alicia, la madre de Paula la llamó y el celular ya estaba apagado. Nunca más atendió.
Paula tenía 33 años y convivía con Rodolfo, el padre de sus hijos, pero estaban separados desde hacía algunos meses y dormían en distintas habitaciones. Cuando Rodolfo se despertó a la madrugada vio que las ventanas del comedor estaban levantadas y nadie las había bajado, buscó a Paula en la habitación de Lucas, pero ella no estaba.
Investigación
Según declaró en el juicio que se hizo en 2019, llamó al celular de Paula insistentemente y como no atendió, también llamó al hospital para ver si había habido algún accidente y a la policía. Llamó a Paula aproximadamente cada 5 minutos desde las 4 de la madrugada de ese lunes 19 de septiembre y así lo hizo durante todo el día. A la tarde, cuando la familia vio que Paula no volvía para ir a buscar a su hijo a la escuela como hacía todos los días, decidió hacer la denuncia.
En la madrugada del 20 de septiembre, un amigo de la familia Perassi, Gabriel Strumia -que tiene una empresa de reparación de camiones en Puerto Genral San Martín- le dijo a Alberto, el padre de Paula, que había recibido un mensaje que sería de ella y decía: “Desde hoy estoy sola. Nadie más me molesta. Perdón, sos muy bueno. Estoy llegando a San Juan. Porfi no lo comentes”. Ese mensaje no estaba firmado y tampoco llegó desde el número de celular de Paula, sino de otro número que la familia no conocía y luego se supo que era un teléfono que Paula usaba para comunicarse con Strumia.
A los dos días de la desaparición, Alberto pidió el listado de llamadas del teléfono de su hija y allí la policía encontró que en las últimas semanas la joven tenía una gran cantidad de llamadas con el amigo de su padre, Gabriel Strumia.
Leer también: Fallo histórico en la causa Perassi: Corte Suprema confirmó condenas de Strumia y Michl
Así, Strumia se convirtió en el primer demorado por la causa, fue interrogado por la policía y liberado a las 24 horas por orden del juez de instrucción de San Lorenzo, Eduardo Filocco, por no encontrar pruebas.
En esos primeros días, se estableció que el llamado que hizo salir a Paula de su hogar se realizó desde un locutorio ubicado a la vuelta de su casa, en Dorrego y 3 de Febrero. Cuando la policía llegó al lugar para ver si había cámaras de seguridad y así identificar a quién la había llamado, ya era tarde: las cámaras de seguridad se borraban al quinto día y fueron el día 11.
Así comenzó un largo camino en el que la investigación no avanzaba, donde Alberto Perassi comenzó a ser la cara visible de la lucha por saber qué pasó con su hija, con un juez que dijo que “Paula era una loquita que ya iba a volver” y una desaparición que seguía figurando en la Justicia como “solicitud de paradero”, como si se hubiera ido por su propia voluntad. Ante la falta de respuestas Alberto decidió encadenarse en los tribunales sanlorencinos, lo hizo varias veces.
La causa
Recién tres años y medio después hubo novedades, con una hipótesis que decía que a Paula le habían hecho un aborto contra su voluntad y que en esa práctica había muerto, en abril de 2015 quedaron detenidas 9 personas, que son las que llegaron a juicio en 2019.
Se trata de Gabriel Strumia, principal sospechoso por mantener un vínculo sentimental con Paula; su esposa, Roxana Michl; Mirta Rusñisky, acusada de realizar el aborto; Darío Antonio Díaz, empleado de Strumia; y los cinco policías de la Unidad Regional XVII acusados de entorpecer la investigación: el Jefe de Agrupación Cuerpos, Daniel Puyol; El jefe de Agrupación de Unidades Especiales, Jorge Krenz y los oficiales Gabriel Godoy, Aldo Gómez y María José Galtelli.
Esa controvertida sentencia fue revisada en noviembre de 2019 por los camaristas Gustavo Salvador, Javier Beltramone y Carolina Hernández, quienes mantuvieron las absoluciones de siete de los acusados y condenaron a dos de ellos: a 17 años de cárcel a Strumia y a 7 a Michl por el delito de privación ilegítima de la libertad coactiva por tratarse de una mujer embarazada. Ambos continuaron en libertad por no estar firme el fallo, hasta que, en 2020, en plena pandemia, se revisaron las condenas y los camaristas Bibiana Alonso, Gabriela Sansó y José Luis Mascali confirmaron las condenas para ambos y ordenaron la prisión inmediata.