Pasaron 16 años del femicidio de Sandra Cabrera. La líder de las trabajadoras sexuales se había puesto al frente del sindicato Ammar y fue asesinada el 27 de enero de 2004, en un hecho aún impune y donde la policía está señalada como la principal responsable.
Más de una década y media no fue suficiente para que las cosas cambiaran para las chicas, chicos y chicas trans que trabajan en la calle. “La policía se sigue comiendo el abuso y la trama de violencia todavía existe. En la actualidad, a las chicas las levantan en un patrullero, las meten en un calabozo, les roban y las violan.
Eso pasa pero no denuncian por el miedo que tienen”, dice sin dudar Gabriela Hemela, la dirigente que junto a la vieja guardia de las compañeras de Sandra retomaron desde hace un año Ammar, espacio de participación y defensa de sus derechos.