“Lo menos malo de la pandemia, dentro de complicado que resulta para todos, es que me dio tiempo a recuperarme mejor de la lesión”.
En charla exclusiva con FIFA.com, Jefferson Farfán respondía sobre cómo atravesaba la cuarentena en Rusia, donde juega para el Lokomotiv de Moscú. Aún no sabía lo que el club comunicaría pocas horas después: el ídolo peruano había dado positivo de COVID-19.
El contexto le había permitido al delantero, de 35 años, ultimar los detalles de su vuelta al fútbol tras la lesión de rodilla que sufrió en la última Copa América, que lo alejó de las canchas por más de seis meses.
Pero, a poco del regreso de la Liga Rusa el 21 de junio, el coronavirus obligará a Farfán a reanudar los entrenamientos “en tres o cuatro semanas”, según informó el club.
La Foquita agradeció en redes el apoyo recibido tras saberse su condición. “Gracias a todos por sus mensajes y preocupación. Gracias a Dios me encuentro súper bien, fuerte y tranquilo”, publicó en su cuenta de Instagram.
“Estoy en mi casa aislado por precaución, haciendo cuarentena, pero feliz, viendo fútbol y sabiendo que estoy muy bien. Seguimos fuertes. Enfocado en mis objetivos, mis metas y en mi vuelta a la cancha. Nos vemos pronto”.
En su charla previa con FIFA.com, habló de cómo preparaba su regreso al fútbol y de la selección peruana, de la que es su segundo máximo artillero histórico (27 goles) y el sexto futbolista con más partidos (95).
¿Qué es lo más extraña del fútbol en estos días?
El contacto grupal con la pelota. No es lo mismo trabajar solo, como lo vengo haciendo en casa aquí en Moscú, que con mis compañeros. Eso genera una sensación distinta que el jugador busca siempre, sobre todo en mi caso, que llevo tanto tiempo sin jugar.
¿Qué hay de la adrenalina de competir por los puntos?
Vengo de una lesión complicada, lo primero que quería era recuperarme para sentirme bien al tocar la pelota, la adrenalina de un partido oficial viene después. Debo esperar un poco más, pero estaré listo para cuando eso pase.
¿Cómo ha llevado el aislamiento hasta ahora?
Entrenando y mirando series o películas, algo que rara vez hacía. Pero, sobre todo, comunicándome con la familia en Lima: hablo seguido con mis hijos, mi madre, mi abuela y mis amistades. Me ayuda a sentirme mejor además de a pasar el tiempo.
Lo hemos visto activo en redes. Su vivo de Instagram con Paolo Guerrero causó furor en Perú…
Paolo es mi compadre y se notó la buena onda que tenemos pese a ser tímidos. Había unas 70.000 personas divirtiéndose con nuestras tonterías. ¡Y las que nos guardamos! Cualquier cosa que dijéremos iba a tener repercusión, así que nos cuidamos. ¡Quizás debamos hacer un programa en YouTube! (risas).
¿Sigue en contacto con otros compañeros de selección?
Claro, tenemos un grupo de WhatsApp donde hablamos seguido. No solo compartimos memes o saludos de cumpleaños, sino también hablamos de la selección y de las ganas de jugar las eliminatorias. Sobre todo, porque queremos revancha, pensamos que en Rusia estábamos para más.
Perú venía de ser finalista en la Copa América 2019. ¿Les perjudicó la suspensión del inicio de las eliminatorias para Catar 2022?
No sabría decirte, habría que llegar al primer partido y ver, pero es esto es algo que afectó a todas las selecciones. Y no creo que detenga el crecimiento que viene mostrando Perú. Creo que vamos a mantener esa chispa que encontramos con Gareca.
¿A qué se refiere con “esa chispa”?
La de encontrar el buen fútbol, el buen manejo del balón, el de ser atrevidos, de tener esa manera definida de jugar que él mismo nos inyectó. Por eso se han conseguido cosas importantes que hacía años no se conseguían en el fútbol peruano.
Usted dijo: “Antes de Gareca había mucho conformismo”. ¿Cómo hizo para sacarlos de esa zona de confort?
Me ha tocado jugar varias eliminatorias y sentía eso, pero Gareca llegó y nos inyectó el deseo de triunfar. Creyó en el futbolista peruano como pocas veces antes, confió en su talento y le agregó los detalles necesarios para su mejor preparación. Así logramos cosas importantes para la selección y para la gente que durante años la pasó mal, igual que uno como jugador.
Hoy Perú asoma como candidato a una plaza directa para Catar 2022. ¿Asumen ese estatus?
¡Obviamente! Antes éramos ‘el patito feo’ de las eliminatorias, y me tocó vivirlo: los rivales iban a Perú pensando que se volvían con 1 o 3 puntos. Ahora eso se acabó, el que va Lima o recibe a Perú sabe que enfrentará a una selección capaz de ganarle a cualquiera. Y eso a pesar de que nos estudian y conocen mejor que antes.
Tras 17 meses sin ser convocado, usted volvió a la selección para la repesca con Nueva Zelanda, anotando además el gol de la clasificación a Rusia 2018. ¿Cuántas veces ha vuelto a verlo?
¡Unas 10.000! Fue súper especial: regresaba a la selección, estaba lo del dóping de mi compadre Guerrero, fue todo muy emotivo. Era el momento ideal para la clasificación, y se dio todo como los soñé.
¿Qué rol jugará usted en la continuidad del proceso de Gareca?
¡El del ser el más viejito junto a Guerrero! (risas). Quiero aportar desde adentro, jugando, pero también afuera, usando la experiencia para hablarle a los más jóvenes. Igual, este es un grupo que habla mucho y esa ha sido una de las claves de nuestro éxito: sabemos comunicarnos entre nosotros.
¿Y hasta cuándo habrá el Farfán futbolista?
¡Hasta cuando Dios quiera! (risas) Como dice mi madre, uno nunca sabe, y todo puede pasar en esta vida. Quizás sean dos años, tres, cuatro… No tengo una fecha especial. Si el cuerpo me responde, si sigo competiendo y sintiéndome feliz dentro de un campo, voy a seguir jugando.