El viernes pasado fue un día agitado para el olimpismo argentino. A raíz de la fuerte presión que ejercieron atletas de renombre en los medios y luego de una reunión virtual que involucró a ministros nacionales, dirigentes deportivos (a la cabeza Matías Lammens, de Turismo y Deportes, y Gerardo Whertein, presidente del Comité Olímpico Argentino) y referentes de las disciplinas, finalmente se determinó que los deportistas olímpicos, o en vías de serlo, puedan volver a entrenar desde hoy. Poniendo más luz en el asunto subyace que aún faltan muchos detalles por resolverse y que esa vuelta es, en cierta medida, relativa.
De hecho lo primero que se necesita es la publicación del decreto nacional (hasta anoche se lo esperaba) que avale esta decisión que da vía libre a la práctica del alto rendimiento en el medio del supuesto pico por el Covid-19. Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, pospuestos para julio-agosto del año que viene, desvelan a los que tienen clasificaciones o van en busca de ella. Sin embargo, la apertura supone riesgos muy altos. En este sentido, si bien se supo a grandes rasgos cuáles fueron los conceptos básicos de esa reunión, aún restan pasos que dar antes de tirarse al agua, pisar un campo de juego o un tatami. Los rosarinos olímpicos y paralímpicos, con boleto en mano o no, viven distintas realidades y necesidades. Cada caso es una particularidad.
Si bien se anunció que los deportistas podían volver a entrenar, no es tan así. Primero porque debe salir el decreto nacional y luego, en el caso de los rosarinos y santafesinos, esperar el visto bueno de la provincia, con lo que ello conlleva. En este sentido la secretaria de Deportes, Claudia Giaccone, fue clara: “Hace tiempo venimos charlando con ellos (los olímpicos), nosotros tendríamos que autorizarles los protocolos. Pero sin el aval nacional y de quienes los becan no podíamos dejarlos entrenar, teníamos que tener en cuenta eso. Entonces si viene el decreto nosotros veremos dónde entrenan y con qué protocolos. Ahí entramos en escena, con el protocolo que hicimos con Salud provincial”. Y agregó: “El caso más complicado es el de la natación. Lo que estamos buscando es una pileta para que entrenen todos porque no sirve practicar en piletas distintas, por las condiciones que tiene que tener, el gasto, etcétera”.
Involucrados
¿Y quiénes son los rosarinos involucrados en este sentido? En cuestiones de pileta lo están Camila Arregui y Trinidad López (natación artística, por clasificar) y Federico Grabich (natación, por clasificar) en convencionales más los nadadores paralímpicos Pipo Carlomagno (clasificado), Facundo Arregui (por clasificar) y Anabel Moro (por clasificar). Otro que tiene buenas chances de sacar boleto a los Juegos es Nicolás Capogrosso, pareja Nº 1 de Argentina junto a Julián Azaad en vóley playa. La ventaja para ellos es que “su” centro de alto rendimiento está en La Florida rosarina, a diferencia de los deportes de conjunto que entrenan en Buenos Aires, donde los casos de coronavirus ascendieron notablemente en el último tiempo, con altísimo porcentaje de contagios por circulación comunitaria, aspecto del que hoy Santa Fe está exento.
Cecilia Carranza Saroli, campeona en Río de Janeiro 2016 junto a Santiago Lange en Nacra 17 de vela, y Nadia Podoroska, en singles de tenis, son las convencionales clasificadas a Tokio. Sin embargo, lo que se decida a nivel santafesino las afecta poco. Cecilia vive y entrena en Buenos Aires (su compañero Lange fue una de las voces que se alzó en contra de la cuarentena extensa de los atletas y se quejó por “perder ritmo” en el agua), mientras que la Rusa Podoroska, si bien pasó el confinamiento obligatorio en Fisherton con su familia, viajó el jueves a Alicante, España, donde reside, para darle fuerza a su carrera profesional. Ella, por caso, tiene antes de Tokio otros grandes compromisos en el circuito.
Yanina Martínez, también medallista de Río 2016, es la única atleta local que tiene pasaje asegurado a los Juegos Paralímpicos, mientras que su compañero de pista Brian Impellizzeri necesita conseguirlo. En gimnasia tendrían posibilidades Federico Molinari y Nicolás Córdoba, pero nada sencillas. En los deportes de conjunto las listas se conocen a último momento.
Voces
Ovación consultó a algunos de estos involucrados con respecto a la posibilidad de volver a competir, aunque haya aún más dudas que certezas.
“No está muy claro a quiénes abarcará esta situación, igual a mí la federación (local) ya me mandó algunos datos y cosas para ver, posiblemente en la semana se pueda avanzar en eso y terminar entrenando, pero no se sabe. Obviamente que mientras sea seguro lo que hacemos, que no nos perjudique a nosotros ni a los demás, estoy de acuerdo. En mi caso somos mi entrenadora y yo solos en la pileta, no tenemos contacto con nadie. Con cuidado las cosas se pueden hacer, se puede ir avanzando. Seguro que nosotros necesitamos entrenar pero hay muchas necesidades más importantes en el país. Hablo por lo mío, como deportista necesito entrenar, puedo luchar por eso pero estoy en el veremos aún, hablando con las partes”, dijo Grabich, medallista mundial en Kazán 2015, quien también reparó en esto: “En un punto puedo reclamar por mí, pero también puedo pensar en un montón de gente que ni siquiera puede ir a trabajar y no hay comida en su mesa y eso no está bueno. Esto sigue siendo mi trabajo, pero no es una actividad esencial”.
Para Pipo Carlomagno “esto es genial, era hora de tener una movida así, quizás política, vino bien lo que hizo Delfina (Pignatiello, la mejor nadadora argentina del momento resaltó el jueves que si no la dejaban entrenar podría bajarse de los Juegos, donde es la gran esperanza nacional), es superinfluyente en los medios y que a los 20 años se haya animado a enfrentarse a todo el mundo para poder volver a entrenar me parece magnífico. Creo que es momento de que Rosario se mueva para ganarles de mano a otras ciudades y aprovechar la disponibilidad que tenemos de centros de entrenamiento y volver a nadar lo antes posible. Ojalá se avance rápido”.
“No tenemos precisiones de cuándo, cómo y dónde, pero mi opinión es que sí, que tenemos que volver a entrenar, basta de estar encerrados, acá adentro o acá afuera va a ser lo mismo, si tomamos las precauciones no va a pasar absolutamente nada. Llegar a los 100 días de cuarentena es una locura”, señaló Mónica López, la entrenadora del dueto de nado Arregui-López.
Para Capogrosso, hay que ampliar la mirada: “Obviamente que si me autorizan desde el gobierno a entrenar voy a ser el primero en ir. Pero me parece que hay que tener conciencia en esta situación y priorizar la salud antes que el deporte. Vi toda la movida que hubo aunque pienso que no sé qué tanta prioridad debe tener el deporte con la situación que estamos viviendo. Si como deportista volvemos un mes antes o un mes después, pero ese mes hace que haya menos contagio o menos gente en la calle y menos riesgo para todos los que están viviendo un mal momento, la verdad es que no tengo problemas en hacerlo después”. Tan contundente como cuando pega en la cancha, Nico señaló: “No sé si era momento para salir a decir que necesitamos entrenar porque queremos ir a los Juegos. No comparto tanto esa idea. Estamos viviendo una pandemia, el país está complicado, la gente está complicada y hay problemas mucho más importantes. Si hay 800 casos por día en Buenos Aires y los deportistas quieren salir a entrenar... y... no sé qué pensar, la verdad es que prefiero otras cosas”.
Fuente: La Capital