Luego de cuatro jornadas de llamas y naturaleza devastada, los incendios en Córdoba no han dado tregua. Especialistas estimaron la presencia de focos ígneos en unas 20 mil hectáreas que resultarían cada vez más difícil de controlar.
Al igual que en los focos ígneos frente a Rosario, las autoridades no dudan que los fuegos tienen cusas intencionales y que los daños todavía serían incalculables.
Tanto en la provincia de Córdoba, como en Santa Fe y la zona aledaña a las islas del Delta del Paraná, las condiciones climáticas adversas, los vientos, las sequías y un pronóstico meteorológico poco alentador, fueron conjugándose para alimentar la propagación de las llamas.
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Pese a las decenas de bomberos y a los aviones hidrantes, el trabajo a destajo pareciera poco fructífero para contener los grandes siniestros. A ello debe sumarse el gran costo económico afrontado por las provincias y el gobierno nacional, valuados en los quince millones de pesos diarios.
"La imagen de todas las sierras coronadas con fuegos, es una tragedia tremenda. Montañas quemadas y especies autóctonas desaparecidas, animales desperdigados por todos lados, pérdidas innumerables, no cuantificadas todavía, junto al trabajo de los bomberos que nunca termina, es un panorama dantesco”, señaló el periodista cordobés Alfredo Sieres en diálogo con Marcelo Garrido.
Al igual que en las islas del Delta, Sieres sugirió que muchas de las zonas de incendios en las montañas y valles cordobeses, tuvieron como origen la mano del hombre, con la intención de desmalezar los terrenos y proceder a su loteo.
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En ambas regiones, las autoridades provinciales, en consonancia con las nacionales, instaron a la Justicia a resolver culpabilidades e identificar a los irresponsables.
Mientras el Sistema nacional de manejo del fuego tiene apostados en el Delta unos cuarenta brigadistas, tres aviones hidrantes y dos helicópteros, en las distintas localidades de Córdoba, se desplegaron, hasta el momento, varias decenas de dotaciones de bomberos y unos once aviones hidrantes.
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