Noruega aclaró ayer que no hay un relación probada entre la vacuna estadounidense-alemana contra el coronavirus Pfizer/BioNTech y la muerte de personas que la utilizaron, aunque recomendó realizar una evaluación médica a los ancianos y personas frágiles antes de inocularlos.
Desde el comienzo de la campaña de inmunización a fines de diciembre, el país escandinavo registró 33 muertes de adultos mayores que habían recibido una primera dosis de esa vacuna, según el último balance de las autoridades.
Pfizer y BioNTech expresaron hoy "que trabajan junto a la agencia de medicamentos noruega para recoger toda la información relevante" y recordó que la nación nórdica comenzó su campaña de inmunización vacunando a los adultos mayores que están en geriátricos o en centros de salud.
"La mayoría de ellos son muy ancianos, con enfermedades que en algunos casos tienen carácter terminal", subrayó Pfizer en un comunicado.
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Entre los 13 casos estudiados de manera más exhaustiva hasta ahora, "se trata de personas muy ancianas, frágiles y que padecían enfermedades graves", declaró en igual sintonía la directora de salud pública, Camilla Stoltenberg, en conferencia de prensa.
El relato de una argentina
"Fue una noticia importante porque Noruega está tomando muy enserio el plan de vacunación contra el COVID-19, se adquirieron 65 mil vacunas de Pfizer", reconoció la argentina que vive desde hace 13 años en el país nórdico, Paula Capodistrias.
En ese sentido, afirmó: "Lo que sucedió, es que este plan se destinó en primer lugar para los mayores que viven en los hogares de ancianos. Es una población vulnerable y lo que pasó en realidad, según las autoridades noruegas, es que al vacunar a estas personas, los efectos secundarios como una fiebre normal por ejemplo podrían haber derivado en otras afecciones que causaron la muerte".
"Murieron porque se pusieron la vacuna y sufrieron efectos secundarios que su salud, por ser adultos mayores, no pudo tolerar. No es que la vacuna tenía un 'condimento' que hizo que se mueran", agregó.
Finalmente, la argentina contó que "el tema de las clases presenciales aquí también fue muy discutido, tanto en lo público como en lo privado. Cuando empezaron las clases algún sector de la población estuvo contento y otro más preocupado".
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"Se extremaron las condiciones de higienes, se armaron burbujas y algunas clases se dividieron en dos desde hace mucho tiempo. Desde agosto que venimos con esta modalidad", culminó.
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