Con intención de retrasar al máximo la llegada de la variante Delta al país, el Gobierno nacional dispuso una reducción del 70 por ciento en el ingreso de pasajeros desde otras regiones del mundo. La medida se adoptó, asimismo, para conseguir un mejor control sobre quienes ingresan al territorio argentino, en tanto se detectó que, un gran porcentaje, no cumplía con la cuarentena dispuesta.
La reducción de 2.000 a 600 pasajeros permitidos a ingresar por Ezeiza, se debió a un “criterio epidemiológico y sanitario. Cada vez que se decide tomar restricciones lo que hace la dirección de epidemiología es estudiar cómo está Argentina, cómo están los países que nos rodean y cómo están los países con los que tenemos relaciones aéreo comerciales”, explicó la titular de Migraciones, Florencia Carignano, en declaraciones a Clarín.
La funcionaria argumentó que el número aproximado se adoptó para garantizar que el Estado pueda ejercer un mejor control. "El problema no eran los viajes, el problema no era la gente que decidía ir a vacunarse. El problema era que la gente cuando venía, no toda, y no hacía la cuarentena el aislamiento obligatorio. Si la ciudad de Buenos Aires y, como está siendo ahora la provincia de Buenos Aires, la de Santa Fe, Córdoba pusiese en hoteles a la gente como hace Gran Bretaña, como hacen Australia, Canadá, no sería un problema. Nosotros ya hemos tomado todos los recaudos, PCR para subir al avión, antígenos para llegar, pero la última parte donde está la responsabilidad de la gente que es aislarse durante 7 días y al séptimo día hacerse un PCR. Esa es la parte que está fallando”, indicó.
En tanto, aseguró que la medida no es en contra de nadie, sino a favor de todos. “No hay una represalia, no hay odio. Nos encanta que los argentinos viajen, nos gusta viajar a todos. El problema no son los viajes, el problema es el incumplimiento de la cuarentena”, dijo.
Por otro lado, Carignano manifestó que la restricción de viajes hacia Brasil y Chile, pero no hacia Estados Unidos y Europa, se debió a una decisión sanitaria, dado que se trataban de regiones con algo nivel de riesgo epidemiológico. “Cuando suspendimos los vuelos con Brasil fue por la variante Manaos, cuando suspendimos los vuelos con Gran Bretaña fue por la variante de Gran Bretaña. No suspendemos por un país en específico. Con Chile, específicamente, por más que quieran como muchos diputados dijeron, “¿por qué no abrimos las fronteras así vienen los chilenos a hacer vacaciones?”… te pido que entres a la página del consulado y vas a ver que tienen que pedir autorización para salir del país. Tampoco podés entrar al país. Brasil, desde el principio, ha decidido no controlar y no tomar ninguna medida en relación a la pandemia, lo que nos complicó y mucho”.
“Lo que estamos haciendo es ralentizar el ingreso. Y para eso tuvimos que tomar algunas medidas como la de achicar la cantidad de vuelos. No perdimos conectividad. La gente no se quedó sin vuelos, la gente está viniendo de manera escalonada y ordenada”, aseguró.
En este sentido, Carignano explicó que la medida se fue elaborando y pensando en base al alto porcentaje de incumplimiento de la cuarentena (un 40% en todo el país). “Empezamos a decírselo a la gente. Empezamos a armar informes, empezamos a contarlo a la sociedad como se hace, a través de los medios, a decir “estamos preocupados, hay incumplimiento, la gente no cumple”. Mirá el lío que hizo en Israel una familia, una sola familia que llegó, contado por ellos, no hizo el aislamiento, mandó a los chicos al colegio, contagió a 47. Fueron los padres a trabajar, contagiaron a la gente que tenía dos dosis de Pfizer. Brote. Volvieron a tomar medidas de nuevo en el aeropuerto, en Israel”.
Mientras la decisión administrativa de restringir los vuelos tiene vigencia hasta el 9 de julio, Carignano indicó que, luego de esa fecha, el Gobierno “evaluará la autoridad sanitaria la situación epidemiológica y propondrá cómo seguir. La pandemia requiere una evaluación permanente para ir tomando medidas. No se sabe qué va a pasar. Eso se decide de acuerdo al Ministerio de Salud. Sólo hay cuatro vuelos extras aprobados desde Miami, nada más”.
“El mensaje que queremos transmitir y que venimos transmitiendo -continuó- desde hace mucho tiempo y muchos meses es el de que recomendamos no viajar. No está prohibido. Por eso mismo pusimos en las declaraciones juradas que las cosas podían cambiar, porque en el mundo cambian, porque de un día para el otro tuvimos que suspender los vuelos con Gran Bretaña, de un día para el otro tuvimos que suspender los vuelos con Brasil porque iban apareciendo nuevas variantes. Acá no hay bronca con nadie. O sí, hay bronca con la pandemia. Muchas personas piensan que ya se acabó y no se acabó”.
En cuanto a los argentinos que deciden vacunarse fuera del país, Carignano admitió todo su respeto. "Tienen todo el derecho del mundo de elegir la vacuna que quieran. Seguramente al principio iban porque acá no había suficientes vacunas y la gente tenía y quería protegerse. El problema no es la vacunación afuera, vuelvo a decirlo, el problema no son los viajes a Miami, el problema no es Miami, el problema es la pandemia. Tengo conocidos que se han ido afuera, no tengo problema”.
“Creemos en un Estado presente, que sea inteligente, que haga las cosas a favor de la gente. No sirve un estado bobo. Todos se dieron cuenta de la importancia del Estado cuando quedaron varados afuera y el estado te tenía que ir a buscar, el Estado te tenía que poner el hotel, el avión, te tenía que mantener, el consulado, la plata, todo. Y ahí el Estado era “vénganme a buscar…” Repatriamos 400 mil argentinos (se refiere a 2020)”, concluyó.