En medio de una fuerte inflación –llegó al 60,7% en los últimos 12 meses, la cifra más alta en 30 años-, la canasta básica total (CBT) tuvo un incremento de 4,6% en mayo, por lo que una familia compuesta por dos adultos y dos niños en el Gran Buenos Aires (GBA) necesitó ese mes un ingreso mensual de $99.677 para no caer bajo la línea de la pobreza, según informó este martes el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
Si bien el índice de precios del quinto mes del año registró una desaceleración respecto al de abril (fue de 5,1% contra 6% en abril) continúa teniendo un fuerte impacto en dos indicadores decisivos que marcan el ritmo del bienestar social. La canasta alimentaria, que solo incluye los bienes de primera necesidad, tuvo una suba de 4,6% en el quinto mes del año. De esa forma, un hogar necesitó $44.499 para no ser considerado indigente.
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Analizado en términos interanuales, la Canasta Básica Total (CBT) tuvo una suba anual de 54,7%, lo que la ubica por detrás del ritmo general de precios. En ese sentido el registro más crítico es el de la canasta alimentaria, cuyo valor creció 62,3% a mayo, por encima de la inflación.
Los dos indicadores son decisivos para medir el impacto de la crisis económica en los indicadores sociales. Eso sucede porque la canasta básica –que además de alimentos incluye otros ítems del gasto como indumentaria, salud, transporte o educación– determina la denominada “línea de pobreza”. Es decir, los hogares con ingresos menores a la CBT son los que pasan a ser considerados pobres.
De la misma manera, la canasta alimentaria –que tiene un alcance limitado a bienes de primera necesidad– es la que configura la “línea de la indigencia”; aquellas familias que no lleguen a cubrir los ingresos necesarios para adquirir la CBA son indigentes.