Estos recintos al aire libre prometen llamar la atención del 1,2 millones de hinchas que Qatar espera recibir durante el torneo. Muchos los escogerán.
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Según el informe de AS, el estilo tradicional, estarán repartidos por las zonas desérticas del país, a media hora en coche de Doha y de la mayoría de los estadios, y permitirán experimentar cómo fue la vida no hace muchos años en el país que hoy es un ejemplo de modernidad. Los campamentos contendrán jaimas entre las que se repartirán habitaciones e instancias comunes. Su precio será más económico que un hotel (desde los 60 a los 200 euros por noche según números del 2018) y habrá categorías como en el sector hotelero: de los más básicos a los más lujosos.
A día de hoy ya funcionan algunos, casi sin gente pero expectantes por lo que les vendrá en cuatro años. A unos 50 kilómetros al sur de Doha, pasado Mesaieed, se levanta uno de los primeros campamentos. Está en la costa este del país, a pocos kilómetros de la frontera con Arabia Saudí.
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Dunas. Es un complejo modesto, gestionado por Qatar International Adventures, que también permite a quien lo contrate hacer dune bashing por las dunas con camionetas 4X4. A los qataríes les encanta sentir la velocidad y el vértigo de conducir con sus coches todoterreno. El acceso a la zona es libre para cualquier vehículo, aunque requiere manejo.
Apenas un grupo de húngaros y una pareja de rusos se aloja allí estos días. “Es nuestra primera vez en Qatar. Está bien poder pasar al menos una noche en un lugar como este”, cuentan. La orilla del mar bordea el campamento y permite poder refrescarse a las horas en las que más calor hace durante esta época, la misma del Mundial, unos 26 grados pero con la fuerza del sol.
El tiempo pasa lento en el desierto y el campamento está dotado de innumerables entretenimientos, todos ellos sobre la arena: futbolines, tenis de mesa, pista de voleibol, escenario y hasta camellos con los que hacerse una foto o dar un paseo. También hay asientos y hamacas en las que relajarse e incluso pasar la noche viendo las estrellas en el cielo.
Un activo, el del desierto, que ha sabido explotar muy bien el país qatarí. “Nosotros ofrecemos sol, mar, desierto y hospitalidad”, dijo el secretario general de Qatar 2022, Hassan Al Thawadi, para vender su país al mundo. La combinación de todo ello son los ‘Desert Camp’. Un concepto innovador para los aficionados. Algo nunca antes visto en los Mundiales: dormir en el desierto antes de ver un partido.