El positivo de COVID-19 anunciado por el propio presidente de la Nación, Alberto Fernández, sirvió a los especialistas para advertir, nuevamente, que la población vacunada no se encontraría exenta de contraer la enfermedad.
Si bien aún resta la confirmación de su positivo, que brindará el test PCR sobre el que aún se aguarda el resultado, persisten dos interrogantes sobre la infección del primer mandatario, en cuanto a si el virus sería su versión originaria o de las nuevas cepas que circulan en el país -Manaos, Reino Unido, Río de Janeiro-, como así también, qué cantidad de anticuerpos generó como vacunado.
Por lo pronto, la ministra de Salud de la Provincia, Sonia Martorano, insistió en que la aplicación de la vacuna en una persona no significaría la imposibilidad de contraer la enfermedad. “Ninguna de las vacunas tiene eficacia del 100 por ciento”, dijo la funcionaria, aunque explicó que ellas permiten disminuir la mortalidad y las formas graves del virus.
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“Con la vacuna se inocula un antígeno que produce anticuerpos. Puede suceder que, con la primera dosis, no se produzcan anticuerpos, pero sí con la segunda. De todos modos, hasta el momento está en duda si un vacunado puede contagiar, aunque lo más probable es que así sea, ya que, si uno puede enfermarse, por qué no contagiar”, sostuvo Martorano al aire de La Mañana Entera.
Respecto a la situación del presidente, por su calidad de vacunado, Fernández cursaría la enfermedad como una afección leve, estando protegido de una eventual internación y, sobre todo, de convertirse en un paciente severo o que requiera tratamientos intensivos, agregó la ministra.
En tanto, la unidad médica presidencial preparará su aislamiento, se le controlará su presión arterial cardíaca y se le practicará una evaluación pulmonar.
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