La suba del caudal del río Iguazú, producto de las intensas lluvias aguas arriba, obligó a las autoridades del Parque Nacional Iguazú a cerrar el acceso a la Garganta del Diablo, el atractivo más conocido del parque.
Las imágenes que se viralizaron muestran que el agua llegó al nivel de los balcones de hierro, por lo cual se desplegaron las barandas para evitar que troncos u otros elementos arrastrados por el río dañen su estructura.
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El cierre del acceso a la Garganta del Diablo comenzó ayer y se extenderá hasta que baje el río, algo que podría suceder esta misma semana y depende exclusivamente del clima.
Es parte de un protocolo cada vez más aceitado que los guardaparques y empleados de la empresa concesionaria ponen en funcionamiento apenas se disparan los alertas, previa interconsulta con las represas brasileñas que funcionan río arriba. Atilio Guzmán, intendente del Parque Nacional Iguazú, confirmó la medida, que fue tomada –dijo– porque “el agua sigue pasando por arriba de la pasarela”.