El viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, y el jefe de asesores, Leonardo Madcur, buscarán esta semana obtener la aprobación del FMI de las metas trimestrales, con el fin de liberar un desembolso clave del organismo.
El objetivo es cerrar la cuarta revisión trimestral del Acuerdo de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario, que habilitará un nuevo desembolso de US$5.400 millones por parte del organismo multilateral de crédito.
Eso fondos son claves en momentos en que las reservas perforaron el piso de los US$40.000 millones y la agroindustria presenta un ingreso de divisas muy bajo.
El período analizado es el cuarto trimestre de 2022, año que la Argentina cerró con un déficit primario (sin incluir los servicios de deuda) equivalente al 2,4% del Producto Bruto Interno (PBI), con un sobrecumplimiento de una décima, si se tiene en cuenta que la meta acordada había sido del 2,5%.
Para 2023, la meta de déficit primario es del 1,9%, en un año marcado por varios condicionantes que el Gobierno argentino busca plantear en las discusiones en Washington, como el impacto de la sequía en la cosecha agrícola y en el ingreso de divisas, así como la continuidad del conflicto entre Rusia y Ucrania, con derivaciones en los precios de la energía y los costos de transporte y logística.