El sueño de un joven tambero de San Martín de las Escobas, en el centro santafesino, se truncó abruptamente en la noche del pasado miércoles 27 de septiembre, cuando delincuentes le faenaron 4 de las 11 vacas lecheras que tenía en ordeñe, más una vaquillona a punto de parir, además de despojarlo de todas la herramientas del tambo: mangueras, pezoneras, grupo electrógeno y una bomba de agua sumergible.
Un año atrás, Rodrigo Berta había decidido invertir el dinero de un retiro voluntario tras 11 años de trabajo en una planta láctea local. La relación con la láctea que lo había empleado se mantuvo, porque no sólo le entregaba su producción diaria sino que además allí le dieron facilidades para consolidarse.
Llegó a tener 11 vacas en ordeñe. Rodrigo estaba produciendo unos 290/300 litros diarios. "Para mi era un mensual espectacular, me daba para pagar la cuota de las vacas; es más, el domingo me iba a ir a Rafaela para ver si podía comprar 3 o 4 animales más; pero ahora con esto no se qué hacer", se lamentó.
El campo donde sufrió el despojo está ubicado a 8 kilómetros del pueblo, rumbo a San Jorge. Allí fue donde, en la madrugada del jueves 28 de septiembre, se encontró con el peor escenario imaginable. "Fui al campo a ordeñar, como todos los días", relató. Lo primero que lo alertó fue que las vacas no estaban donde las había dejado la noche anterior. "Me llamó la atención, porque no son de hacer eso, donde las dejo, quedan".
Estaba por aclarar y a medida que caminó hacia el interior del establecimiento fue percibiendo algunas señales. Se viralizó un video en el que se observan los cadáveres de las vacas descuartizados. "Las vacas estaban en producción, las había ordeñado el día anterior y la vaquillona estaba al parir". A las lecheras sólo le sacaron las patas y los lomos.
Tras el macabro hallazgo -continuó el relato-, se dirigió al tambo y descubrió que se lo habían desmantelado. "Me doy cuenta que me habían desarmado todo, me robaron las mangueras, las pezoneras, los pulsadores, el grupo electrógeno, una bomba de agua sumergible con caño y todo; un desastre me hicieron, me cortaron las piernas porque no puedo seguir trabajando".
Berta contó que, en medio de la conmoción, un vecino se comunicó inmediatamente con la Guardia Rural Los Pumas. Los uniformados fueron al campo y en su compañía siguieron los rastros de los delincuentes. "Daban vuelta los cuadrados como para perder el rastro", hasta que en un camino perdido encontraron los huesos de las patas. "Los rastros los seguimos, llegan al camino central y vienen para el lado de San Martín, así que hablé con el presidente de la comuna, que puso a disposición las cámaras de video vigilancia pero no se ve nada", agregó.