UNICER advirtió que unos 1.800 millones de niños y niñas quedaron desprotegidos frente a casos de violencia, explotación y abuso en 104 países a causa de la pandemia de COVID-19, que afectó continuidad de los programas de servicios sociales.
Según el sondeo socioeconómico para evaluar el impacto de la respuesta a la COVID-19, en 104 de 136 países encuestados “reportaron interrupción o suspensión de servicios como las visitas domiciliarias de trabajadores sociales y especialistas en el bienestar infantil a mujeres y niños en riesgo de sufrir abusos”.
Unicef afirmó que los niños con un historial de abusos podrían encontrarse aún más vulnerables tanto en sus casas como en el espacio cibernético y podrían padecer una violencia más grave con mayor frecuencia, en tanto que otros chicos podrían ser víctimas de atropellos por primera vez.
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La directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, sostuvo que “los cierres de escuelas y la restricción de movimientos ha dejado a algunos niños atrapados en sus casas con agresores”.
“Con el impacto de la pandemia en los servicios de protección y en los trabajadores sociales se puede decir que los niños no tienen a dónde recurrir en busca de ayuda”, añadió.
Luego recalcó que durante la pandemia, el contacto limitado de los niños con redes informales de protección como amigos, maestros, parientes lejanos y miembros de la comunidad los deja a la deriva.
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La encuesta de Unicef mostró que al menos un servicio social se alteró gravemente en dos tercios de los países que respondieron el sondeo, entre ellos Sudáfrica, Malasia, Nigeria y Pakistán, en tanto el sureste asiático, Europa del este y Asia central concentran a la mayoría de los países con alteraciones en sus servicios.
El organismo indicó que antes de la pandemia los niños estaban muy expuestos a la violencia y recordó que cerca de la mitad de ellos sufría algún tipo de castigo físico en su casa.
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El informe remarcó que casi el 75% de los pequeños entre 2 y 4 años estaba sometido a métodos violentos de disciplina y una de cada tres adolescentes de 15 a 19 años había sido víctima de su pareja en algún momento.
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“Los sistemas de protección a la infancia ya tenían dificultades para responder frente a la violencia contra los niños y ahora, la pandemia ha agudizado el problema y ha atado de manos a quienes se encargan de proteger a los menores en riesgo”, insistió Fore.