Carlos Campana tenía un sueño: escalar la montaña más alta de Argentina y poder hacer cumbre en ella; Hacia ese objetivo partió varias veces. En dos oportunidades, el desafío quedó trunco pero este año finalmente todas las condiciones se dieron para que pueda escalar sin problemas y plantar su bandera.
En diálogo con Cadena OH, "Pichi" contó toda la experiencia, que no arrancó este año sino hace 8 años atrás y por deseo de un grupo de profesores de educación física que durante el 2014 se prepararon para la travesía e hicieron el proceso de climatización en Catamarca.
"Una vez que estuvimos listos para organizar la expedición en enero de 2015 el grupo empezó a tener dificultades personales y decidí marchar solo con la preparación que tenía", contó.
En esa oportunidad, estuvo 15 días en la montaña y solo le quedaba un salto desde Cólera que era el último campamento, "comenzamos sin guía el ataque para la cumbre y vi que se me alejaba parte del grupo y tomé la decisión a los 6.000 metros de dar por finalizada la expedición porque no sabía como iba a continuar arriba, sabía que la montaña iba a estar y habría otras oportunidades" relató.
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En 2019, llegaría el segundo intento pero la montaña tenía otros planes, un clima hostil de viento y nieve los sorprendió en la expedición. "Marché con otro grupo y llegamos hasta el nido de Cóndor (5.400 metros)", dijo.
Sin embargo, no se rindió, continuó preparándose y este 2022 tras la aclimatación arrancó la travesía y pudo dar todos los pasos exitosamente. Llegó a la cima el 15 de enero a las 16.20 de la tarde. "Es un gran esfuerzo pero sabíamos que había una buena ventana de tiempo y yo solo tenía que pensar en el mañana e ir avanzando con todo respeto. Uno que ya tiene un poco de andar y experiencia sabe que hay que tener responsabilidades y hablar con los guías que tiene todas las especificaciones técnicas, pero también sabes que no podés volver más", admitió.
Sobre las sensaciones de hacer cumbre, Carlos aseguró que "es muy difícil de explicar lo que se disfruta con tanto esfuerzo, pero es el desafío, la organización y poder haber conquistado un objetivo cerrando eso, me costó tres viajes y ahora que lo logré puedo descansar. Es una sensación muy linda cuando solo faltan 100 metros y cuando se llega quedás aturdido por las fotos y otros compañeros y uno no se sienta a disfrutar esa majestuosidad. Pero haber podido conquistar eso es un gran orgullo".
Luego de 15 días en el Aconcagua alimentándose con comidas fáciles de digerir, altas en hidratos de carbono, frutas deshidratadas, sopas y turrones, Pichi necesito 4 o 5 días de silencio y algunas buenas comidas que extrañó. Contó que no le cierra la puerta a otras oportunidades. "Voy a volver a entrenar para participar en las carreras de montaña y seguro habrá propuestas para escalar algún cerro o volcán", reconoció.
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