Córdoba, Buenos Aires, La Rioja, Santa Fe, Salta y Jujuy autorizaron el uso de ibuprofeno sódico inhalado como terapia de rescate para pacientes graves de coronavirus, pero los especialistas ponen en duda su eficacia.
"Resaltamos y alertamos sobre la irresponsabilidad siquiera de mencionarlo como una opción ante los medios y fuera de los contextos adecuados" (Betiana Pereyra y Susana Lühning)
Por lo pronto, los que sean tratados con ese medicamento deberán presentar su consentimiento por escrito, ya que aún no está autorizado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
“Esta Administración Nacional reitera que no se ha iniciado ningún trámite para la evaluación del protocolo de estudios de farmacología clínica del producto Luarprofeno (Iiuprofeno en solución inhalatoria y nebulizable). Por ende, hasta tanto se cumplimente con este procedimiento, este Organismo no puede expedirse y/o tomar decisiones al respecto”, manifestó el ente regulador.
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La advertencia
“Para el caso concreto del ibuprofeno inhalado, no existe aún evidencia científica alguna sobre su supuesta efectividad en COVID-19 que haya sido obtenida según los estándares aceptados. Es, al momento actual, una mera hipótesis que no se encuentra ni siquiera en fase de investigación preliminar”, expresa un comunicado de la Sección de Infecciones Pulmonares de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Química Luar es el laboratorio cordobés que lo desarrolla y aclara que es “un medicamento en fase experimental”. Los propios investigadores confirman lo dicho por la ANMAT: todavía no está aprobado y ni siquiera se están realizando los ensayos clínicos.
“Resaltamos y alertamos sobre la irresponsabilidad siquiera de mencionarlo como una opción ante los medios y fuera de los contextos adecuados que son los de los estudios supervisados por autoridades competentes y de los resultados publicados en revistas científicas, lo cual lleva a generar falsas expectativas, desorientar a los equipos de salud tratantes induciéndolos a indicar tratamientos no autorizados y no debidamente probados y agregar costos innecesarios al sistema de salud”, indican las firmantes Betiana Pereyra y Susana Lühning, directivas de la entidad.
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Todas las investigaciones en marcha con nuevos medicamentos o tecnologías deben suscribirse a las normas de buena práctica clínica y atenerse a las pautas nacionales e internacionales que regulan la materia. El proceso para colocar un medicamento a la venta en el mercado es bastante largo porque tiene muchas regulaciones.
“Un concepto sí está claro: la automedicación nunca debe ser una opción, menos aún en tiempos de pandemia por un virus desconocido contra el que no existe vacuna ni tratamiento específico", destacaron desde Organización Mundial de la Salud (OMS).
Fuente: Con Bienestar