“Lo primero que me nace decir es felicitar a toda ciudad por albergar los Juegos Suramericanos de la Juventud”, manifestó «Cachito» desde Chile, donde se encuentra entrenando al seleccionado de hockey femenino local, al que clasificó por primera vez a un Mundial.
Con su tono característico y haciendo énfasis en las palabras que lo emocionan, asegura que “los Juegos Suramericanos de la Juventud tienen algo muy especial. Eso es que los deportistas que los juegan están en una edad maravillosa. Una edad adolescente, y el adolescente es un ser que rompe estructuras, que tiene una irreverencia maravillosa, noble y auténtica. Esa irreverencia abre un camino a nuevos pensamientos, a nuevas maneras, a soñar con una forma de ser en la vida que pueda transformar positivamente al universo. El adolescente sueña. Y el que sueña deja un legado maravilloso en la vida”.
Inmediatamente agregó: “Estos Juegos van a dejar ese legado. Van a ser una gran oportunidad para que miles de familias puedan disfrutar a sus hijos y de la pasión de los jóvenes a través del deporte. De esa pasión única que genera el deporte. Deseo que cada cancha, cada campo de juego se riegue de pasión, de humildad, de unión, de reconocimiento”.
“En un Juego hay una tabla de posiciones. Uno que sale primero, otro que sale tercero, quinto y otro último. Ojalá que el legado de este Juego sea valorar a cada competidor más allá del puesto que obtenga. Que se valore el esfuerzo realizado en esa competición y que la ciudad se llene de ese espíritu que transmiten los jóvenes. Les deseo lo mejor del mundo. Un abrazo inmenso para la querida Rosario y para todos los visitantes. Que disfruten durante esas dos semanas de competiciones”.
El motor de la enseñanza
«Cachito» Vigil rompe moldes. A través del deporte abraza la palabra pedagogía y empuja con un sello personal inimitable la educación. Por eso asegura que “el juego es el motor de la enseñanza. Ahí ocurren emociones. Aparecen valores. Aparecen decisiones. Cuando uno juega se une con su equipo y declara un sueño. Y a partir de ese sueño inicia un camino de entrenamiento, de aprendizaje, y de compartir momentos”.
En ese sentido aseguró que “el juego te permite unirte con tus oponentes para darle un espectáculo a las personas que lo miran para dejar un legado. No solo técnico, táctico, físico, mental, sino también relacional. Un legado que tiene que ver con el espíritu con el que encaramos el juego. Te permite jugar a ganar más que un partido, una medalla, un centímetro más, un segundo menos en una carrera. El juego permite ganarse a sí mismo. Superarse es ganar. El juego te enseña a superarte, te enseña a ganar o perder. Te enseña que ambas posibilidades son posibles, pero te enseña también que si lo jugas siempre ganas. Ganas experiencia, emociones, aprendizaje y crecimiento”.